Chuflas, aguerrinches, eso suelta el producto, palos, piedras, trajes de cuero, de lino insignificante, de goma, de latex con sabor a coconut dulce como la primera mordida antes de la segunda comidaprecisamente, y con el penúltimo labio seco, piernas entreabiertas, espasmos, cuchara, cierro la mesa, abro la muralla, bum bum entre devastaciones que paran hacia el sud del Arán andando una o dos millas, o doce yesos evacuados, rotos por cada tecla, todos los pisos de Beirut, nada de lo que tengo delante sin fijar, enfundado, esperando falo, en un circuito de plástico que no extraña nada ni inventa la vida; Raulotes, ella esperando en la mesa 225, atada al muslo de oro con una oreo en una de las dos manos, resrvas marinas, revistas, tendencias, los seis meses base para fijar elevadas y dejar atrás el nivel muñidor de la maginot al crecer las intendencias y cambiar de hábitos y sueldos a 26, días, a dos pesetas, a cuatro céntimos al quilo, y la jugada versaria, respiros, porfis croquis que quieren terminar ante la posición desmantelada de tonos y ringos, spams pluplipluplaplip.
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