Copulina y perjúmenes

Cópule, la sigue un reuma y el eco del tímido apéndice pisteado por yuesíes y brazos y prejúmenes y el tendero de oler el liguero con temperatura cansada de responder con un tongo en potencia y succiones de la descorchada botella hacia la muy húmeda gardenia de cuerpo y lúdico canastero del acomodado pormedio, compañero del jovencito ardor que vende el inicio de la intensidad de la capirota capada de saliva y ocaso inclasificable de cómicos y veredas de madrugada y prejúmenes y prejuicios que brindan por la leona que sueña con un huevo en cucurucho sin el felpudo que acompasa las amontonadas cualquieras dobladas por el arte de la decadencia de la masturbación vista con el farmashop y el otro óculo en la esquina enrocada por el valor de los sentidos y pasiones de terceras intenciones cuando todo sigue estirando las maderas, las culpas, las calepas de viento y nudos y mudos y trazos de adoración y los cúmulos del destino que alimentan distancias encaradas con el cauce del nuevo portón con letra pequeña y razones fundadas en un empinado fleco de previos preliminares que reforman regocijas del séptimo gloryhole en una furtiva nevera apilada por la memoria muerta, y casi hastiada sin los tropiezos que mueven despreocupando el caos, fruto de la autóctona frita, encima del grisáceo proyectil de la bestia que sigue al músculo peléndulo, al sexo, a la cópula entre la sangre y el esperma de bicho sin nombre que maldice la testosterona del proyectil como enfoque de dígitos intolerables y trompetas penetrables hasta en el catalizador de atracción que marca con exactitud la posterior postura del débil áscaris del apaciguado latigazo al uretral regresando al transparente tiempo de burlas y cicatrices de varios burdeles estampados en la marca del satín con cada oferta desenfocada por el transtorno que piensa en caja pequeña y oscura, de madamme ajustada de silencios y esfuerzos entregados del todo a la causa del plagio que sigue conteniendo lo viril del longo de premisas y clasificados del detrás fotografiado por las circunstancias que ya no acorralan la lumbre de fuegos y cerebros podridos que habitaban en el enfoque de la ISO a cuatrocientas pulgadas de máxima resolución.