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Comistrajo

Comístras y nueras y haches escalonadas, envolviendo preferencias y minuciosas porteñas, un unánime de balas y pausa de tres...acá, iniciadas al poro del rumor, en cada rama reforzada, recíproca del feo y tordo delirio de aguafuertes y cronogramas de cornopios como parcial traje de minuto menos que un intento de succiones y opciones de reincidentes sorbos para la escena de la otra boga de la gigantesca pechuga de encajes y sazones y el tacto de los juguetes asados en la oscuridad como beefs y zareladas y mecanismos en blanco, curabituar las sazones del adjetivo que insulta felizmente embargando alianzas y egoísmos idolatrados por la mera nación del capricho de la teta respetable, de acuerdo con la puya normal, sin buscar rocambolescas creencias sectarias y frases y fisas y usados significantes para el preciso por comprtomiso del ocaso, de la pose del instinto de vencer y comprender mediante las verdades que susurran para recomenzar la inmortalidad del antes, del estrecho latido de la estrecha compañía de corrosivos costes de ellas, reusadas para la disfrazada rienda del grito como nubes y somnolencias dïurnas fantasiadas con el libre tras cada punción del adulto lapso sin raíces ni vergas por dar color al escupir a la bombacha que aleja el deseo de la leche, del caso, del punto de la infancia y los papelillos en el curvo cuerpo femenino para alimentar, para concebir las áreas verdes, platónicas de surcar hasta el nivel de la sábana en las salidas que se aferran en el contrabando de personas y distintas malcriadeces del enamorado vencedor en silencio, del mismo bibliotecario como escolar uso del honroso con nada que ver con los trámites de masturbar la imaginaria obra maestra del incondicional simple por parte del servil, y pelado corto entre cenizas y papayas que siempre aparecen con el whisky entre patas de poca paja de quilombos alemanes y quilómetros de canelones al carbón con la actualidad ritual en la revistera del tercio izquierdo tipo cholulo en la caja de nada cambiando el caducado peso por otro semanal de lejanos ni sés de puntos luminosos, como de veneno abalconado en el maravilloso inestable beso que toma fuerte de la cintura del maniquí en forma de pasta brisa para la sopa de almendras y crostecillas de roces disfrazando páginas de satín aspirando el verdadero roce planchado por la parte de un cachete de panza.   

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