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Itacaté

Yeta, la caté de dulce estrena, transición requerida por el éduco buscarla hacia para por según acusa los meramentos de jején, absolutamente viejo, sin las córpides del corpiño de plumas ordenadamente como en tantos tientos de tríes y tiestos de ocasiones para patrocinar la censura en hablatea como propia situación profesional elegida como ambiente que prescribe la valoración de la marcha atrás con quince segundos de ventaja soble la mujer, que lleva la yeta en la guía telefónica de entre las faldas arrugadas que atolondran el esquino, el del pan y la otra mortaja para el consomé sin fideos ni tales refiriendo la tierra de suerte en tamaño infantil, pedagón, lo primero y obseso del los lás unas noches sin muñequitas de cera que vitalen la mena del tricót para exteriorizar el mantecol de jenjibre y revarios con el tercer perverso de labrar la exteriorización con las recetas culinarias sin sal ni quilos de correas atadas para no soltar la mamanta oue ordena más sexo fundamental por el recíproco abierto y reprobado sector de campo, y casi en contraposición del itacaté que apunta a la inseminación del nivel de hurtar la especulación correcta y honesta de igualdad ajena en fase formativa sin la debutante consternación que se activa con la propia y justa que corre en grupo provocando el escape, el descontrol de todo el toldo de juguetes y eyaculaciones de mínimos sobrellevados por el tacapé de uvas y siguientes mosquetas por parte de los parásitos rapaces que se siguen aprovechando del músculo que se poda con bina y comparados comentarios del periódico de racimos del fuera parte de la piel del corporativismo bien retribuido por el interés gremial del antiguo concepto de recordar los presupuestos de la desaparecida ilustradora de cuentos que se repiten a las lectivas que ordeñan el querer volver diariamente al pasto para comerse el ruedo y la capa del nuevo torero que manejará las siglas de la tinta y el corporativismo de tres existencias de farmacia que se suman al cómodo peso caído de la relación caricaturizada con el validar del partir un pico vocal y reparar el constante agujero hacia el past continuous que siempre cata el remedio del último maltrago en los diversos palos con el veintinueve del mil siete en idénticos doses por los caminos priorizando las palabras de marengo de oro.

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