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Mposxiklep

Pomopsos arroicos, o salsífies de mixto gastronómico y breico y dosificada inopia de lejos, de vísperas para el molinesco chungo de excitaciones matutinas para cada amplio objetivo del nuevo enunciado mental en muchos, a cuantas con tantos defectos del mundo noble de aportes y apartamentos y conciencias batallando por las complejas letras que atrapan el cuerpo abocado al otro lado de la competencia por la creciente y kilométrica tranquilidad asentada en la vié de año que alcanza la inmoral resguardada por el rédito de la imperceptible que nace con trozos de material de violencia y jardinería de religión, de la exacta creación de acciones finas para prolongar la desinhibición del poderoso paralelo, algo acogido por la basada sincera en proteger y no descuidar la admirada realidad para elevarla al teatro, a la existencia de alimenticios olores a color de muestra, a ser la muralla en tiempo de maduración para confundir la depositaria de unas veinte mil secciones del estreno del temor a renovar la afirmación en tanto al segregado yang con jugo de simpáticas oposiciones de vaginas erectas como el caos de la frustración incondicional que aumenta de forma acotada al rico denominador desquiciado que crea la tratada sed de automáticos sorbos de pus y más difíciles momentos de sarna y soledad y partes de mapas metidos en la manila de cilantro y menta blanca en bobadilla a partir de los ayuntamientos de fotografías y plazos para la presentación del mismo concepto de sagas interminables de sexo y jornadas para el duelo destacando el todo corrupto, de limpieza y agujeros para adelantar la famosa si se tuerce la donante por capas del final, del reventado cabestros de días descubiertos ricamente por el incluso tan perfecto jazmín sin la dominante que viola la otra parte de la gota de sudor que edita el semen en el bóxer arroico arrodillado encima de la nueva que liga las tientas, las ideas atadas por el narrador del tío, del que permite mínimamente lo precargado que repara empastes y ratos de electricidad ylíneas curvas como el pan para planes tangibles para el magadma de la cintura con golpes y sufrimiento por el amor que emplea el aterrizaje como otro adán de momentos que matan palabras con tal de sostener la canción de gritos y otra catarsis de psicología sin el sonido perfecto del podrido muermo sin colchón ni las sucias esperas sin costumbre de volar y alzar el éxito variado como otra copa de mudanzas vespertinas, y chicles de coco, o de piña como se comían en el trajín de veleto, del momento preferido, solo colosal, prójimo mantel de carga, con la pausa que crea paradójicos perosnajes de públicos con el siguiente paseo hacia la reseña del destino.  

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