Nhivardek

Inusitados para especular, entibiar el jacarandá de la remembranza hasta de nuevos pétalos de semen y tejidos para conceder la musa de los tulipanes de palabras de acá, de las cigarras que pasan y dedican los recorridos roídos con falsas derrotas para desempolvar el par distante que baña el horizonte de constantes fricciones y divisas de arranque adaptadas al párpado verde de los bichitos del bosque de animación, de averiguar la cópula escabullida entre el cálido orgasmo de pollo mezclado con la miel de cada constelada flor, de cada diente que falla y cae por las jadeantes partidas de sexo y babas de urgencia desgarrada por varios triángulos oscuros, dulcísimos, meros de máscaras amasadas por algo oblícuo que teme el sonido de la hélida bougambilia cuando arrasa amaneceres y gotas de neblina en la lista del cosmos tatuado en yacer del vientre con otro punzante, azul placentero de hormigón para las mil historias inconcluídas por la no casualidad del trono que susurra para el nuevo regalo, para la firma del nuevo júbilo que florece de la nada, del unicorno ilógico para la cuenta en cada consumado de regio y versos y neblinos de fotografías que auguran buenos penes sin cada rizo de goce, de plata roja y sobremaneras que fingen zarpar con el culo para propiciar las diferentes formas verbales matriculadas por la otra cifra de las creencias que apagan el sistema convertido en imanes de pasión acompañada de diapasones y diazepanes para la nueva coraza de nuevas ventas sin el líder de antes y sin las uñas lanzadas que queman en cada fatalmente profunda y consumida redescubierta e inmensa consonancia que reinicia la imaginación del lienzo, del viaje de limitaciones y dolores musculares, y los que punzan aún recordando el rentable desenlace que envía amuletos en el intento de recalcar historiales y bahúles encerrados con posibles besos y techos y contenido descascarado para tratar de recordar decisiones y derredores de la primera opción tratada por las cuatro como ensoñación para el posible final de la unida hacia el limitado ruido que erradica la tesis fijada en dos hojas de tabaco, de aspirantes a dar palabras y usar superficialidades como inaudita excusa casada eternamente con el méxico de hace casi diez años; del defecto enojado con el importe entablado con el profundo respiro agónico que retumba entre la pantalla y el calibrado color pálido de fondo, en el material vigilario, oportuno, de buena y trabada lamansa, en la agradecida puntería publcista del masivo enllevando el sujetador como otro interrogante, como el comienzo del verbajo en el siguiente nistagmus como cacerol de otro beso lento que conversa con el pezón que se desdobla hacia la crudité de ideas.