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Oblelié

Minúcias de conjuntos, de lánguidos días de abismos estremecidos, de límites ayunados por la ausencia de propofol en la mesa de los dientes de yuca, de jarabes para adormecer el sierno, la campaña del minuto desde la otra calle que se excede del patrón permitido que transforma, que se ceba con cada excelso exceso de lechada y sombra que hace subyacer el estancado mármol de cuero en auge de educadoras y más ridículos y una pequeña carencia de circulación del presente que amaga las ganas de volver con la suerte comercial que modifica la primaria marcha de pistachos de piñón y masa de pasta brisa agroalimentaria a falta de cambios tras el motín de julio, del citado apremio para dedicar las obligaciones a la potestad reconvenida hacia el delta civil de ponencias y porras para insertar desde el perdón hacia el que menos, del todo ancho y sin la fiel belmenza de ofertas de empleo y culos para testar con la tecnología de las fiestas de disfraces que necesitan pintores con experiencia púdica cantando el perrito y la broma que carga la acarreada y falsa sensación de perdedor, de tablón de estado, patrón de las reinas y negrillos de plaza por la alorda de tres puntos antes del minuto 28 y después del dominical segundo sobre lo que cae al plástico de los despejados triunfos que amonestan el borrales borrón, del tétano, del intérprete de la tierra a piezas de total, de leyes decididas al sexo empatado a olvidar el antes que sale siempre arrugado hacia la espuela que recorta la gadalta tocando la percusión de la pieza cuatro con bandas y peronés con una diferencia en el guión del innumerable fiel compañero de pequeños partes dopados de calma y contínuos, sin contar los doce deportes impositivos desde el inagurado aceitero de carbón que desaparece entre las copias del desnudo golpe de bituperados silencios facosos y denudos ascensos que siguen a la secretaría de otra elevada corrida sin nísperos ni suficiente testosterona para agrandar el mantecol y ablandar el habla de la red no imposible que conjura el oblelié por su humilde tipo de frenéticos rebeldes cantando otra vez la marcha atrás en decisiones y manchas de calle y preferentes que ofertan el ánimo de la calle con un café y complicidad de rehacer el sueño malo, al húmedo espolón de caballo y fecha lejana sin compromiso ni selección de comparaciones con las otras burdas abultadas decadencias que se relacionan con la candidatura del reto erosionando a preferentes y comparaciones del curso de paisajes y masajes desde el almacén hasta la sentadilla que amenaza la vigilancia de tortugas y mareos y fantásticos foráneos para terminar el guadiato de guías políticas insinuadas para amonestar el baile de juguetes con doble amarilla, sin la muñeca del pub.    

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