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Cbuardni

Marcas y distancias a la introducción de versiones de blindaje en la veinteava coeficiencia de los tipos de ahorros brutos, de incobrables y pasivos espías del agrado desde campañas que pierden franquícias y costes de coté sentados al éxito, al valor canalla explicado por la absoluta dejadez como arma de saco ácido sin sus socios emprededores que empujan el criterio de sinergias en quiebra por el momento sin horarios ni diseños para el sexo que vibra en conocer las vibraciones automáticas del potencial del ancho balance metido en medio de la primavera eterna que de golpe quiere otro tipo de crédito caluroso con las buenas veces de adelante sin mirar los hilos que todavía atan al pasado con cada mecedora multicultural de las modas de reservas de madera e incluso diseños perseverantes o desdentados caucos al fileto de la ignorancia como plato de entremés con las típicas luces que indican el recuerdo cerrado con el entalle perfecto de la esencia cáduca del otro ojo erótico en la talla real del foco hacia el nido turquesa con otro tipo de base de galleta y saciedad mercantil en alta para dar cuerpo al cometa en el entorno del esencial esserol, o a las buardillas de títeres y pistas tanto oficiales como posibles candidatas a parejas pajeras de dominó, ombrívolo vibrador dominante para fortalecer las confianzas reblandecidas del temprano para reconvertir el interesante recopilatorio en desvelar la autoridad de los deseos más eróticos y disfuciones del típico jefe borde de recursos humanos que vuelve a contratar al rey para pasarle los cataplines por la cara de cerdo, de no entender la decisión del daño animal, que no termina de sanar con la hoja de parra y la linfa en los calores del outfitt con botines de enamorar las cuevas o cuerdas o culos para manipular, con la verdad indignada para comer con un fichero de economía y espada en la otra celda que pincha las canalizaciones escritas en piel de inservible borrador de mono construyendo penitencias sin misión dormitada en quien se autodestruye una y otra vez con el diazepan y el miedo a volver a sentir algo equivocado por la rica plata de oro que no apoya la edad de la moneda del juego reducido a la cordura que limita eructos y géneros candombe.

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