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Iterbio acetileno

Tileo, tiberio de irtebios y hartos patinajes de aliento a cologne o frívolas ocupaciones del acetileno femenino que odia las ruedas fijas, la goma, el goma dos de la cabeza potente que no compara con las piernas que dejan de funcionar hacai el futuro túnel de restaurantes y metres e iterbios de tiovivos desde el puro deseo de volver a ilusionar con las supérfluas teorías de que habrá un trastero real, para dejarse vender por cada ampara de parecidos, o agotados o repetidos puestos de quejas comparadas con la ciudad solitaria que se hacen insoportables como cucarachas y polillas que se encargan de pudrir la piel, la hipnosis de la dosificada adrenalina como otro coco engañado o roto, o el mismo que se podría de antemano pensando que sería posible comer de la mamadera embalsamada con espectros raff en la enésima falsedad de conocer cualquier verdadera media naranja o más amigas que naranjas con fruta y fondué de chocolate y cómodas algas de pétulas que siguen pensando con el glande en otro cuerpo perfecto, sin otro cerebro quemado que invita a la eternidad rabiada por puras reuniones de trabajo hasta entregar casi el oro definitivo, o la bombacha para oler el control irreal que besa la azulada para acabar de llamar el efímero éxito de actriz pintado en el terciopelo de pepper ante algún tipo de erección atenta a la vuelta de la ansiedad para paliar las palabras de fuga o insignificantes dudas de dudar de la influencia que carga visicitudes y paciencias o radiofórmulas y chards de insectos y cuerdas o sonidos preferidos de cualquier finísima masturbación sin llegar a nada más, ni la aroma que recuerda a la flor del cielo hasta el permiso de cualquier suerte con todo o con criba o preámbulo del sueño de sucumbir en la escritora de escenas o sondeos o sondas o la única preferida que llenará otra boca de cabezas o etopósido vestido con la gala del cuento de piratas y traiciones o excusas, paranoias, miedos de volver a recaer encima de la llama sin sentimiento del sonido de la prudencia como cualquier plaga de segundos deseos.

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