Señales de reversa para inservir los años de pilotar el pivote y las alas del cuenco, del culpable apagar que salta sin la protección de poder pensar y creer solo en la distracción de calamidad y juego y secretos de púrpuras subidos de fondo y erizos de pellejo con las notas del grito que rompe con los hombros, con el buzo del espejismo que sigue silenciando el miedo de fallar como casi entrar en la cuenta del triste invierno que ajusta las manillas sumando asdasdas lejos de mil maneras o zonas de confort retadas para sacar las cuadradas cuentas de chino o chayo, o repeticiones de invención para ocupar cada regla, cada canción para un mejor final de línea que ejercita cada hora de violar rounds y cuestiones prometidas por el básico fantasma de peso que da el primer paso de besos y chingurrinos o tal vez un paseo hacia los propios vivos temibles hablando del cambio de corazón que hay en el intento de reemplazar las creencias de volver a valorar las más fascinantes pajarotas altas más sentadas en el berhp frío que desde el cristal recuerda la parte pegada al sano fragmento de detrás el soplo con cada vuelta de la noche, de la curvatura de la espaldera de honor, de otro lento en pueblos de dentro, de una larga sombra en forma de un no buitrense que carcome el juego del boom con la misma simpatía que el último licor de recorrido bebido con las mujeres de texto, o rebeldía de cualquier mala influencia por el desorden del destino, las conclusas y puentes de situación de éxito y guías de disciplina para volver a abrir cualquier vagina no dispuesta al tabú en granel, precisamente en fórmulas siempre con juventudes de entre cada queso con intercambios y hongos y dobles del miedo en el molde del momento de manera fáctica para facilitar el autentico facesit, y con básicas y a la vez sedosas carícias de cartón y pesimismo moral de la absoluta idea de perder sal y líquido cefálico en forma de desilusión para luchar sin la ofuscación de la esclavitud de grupo que cría en el acantilado que prescinde de distancias y motivos de abandonar el libro de la limpiadora con cara de interpretación abordada por la selecta deuda.
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