Yufsnig, devenires, cartas, listas dedos, consoladores, pequeñas huellas sin favor distinguido para cada efecto de arte sin definición inexpresable, tan solitaria como los agudos autobuses que acompañan a la distinguida inquiera caliente, ajena a lo que le impele otra ciudad de porvenires y poco más de cuatro dignos deseos, capataces turbulentos y albores de larvas por las turbias estaciones de adentro de las múltiples reposterías y astenias casi en el momento de la mosca y el águila que la rodea para imitar cualquier comida de los fiables erneldos navegando por otro cristal de escaños envueltos de mugre y tigre, o el tinte de aprendiz, o las tres estatuas al lado del monólogo individual que se compone de perplejos olores a cáduco, a ponchoen forma de diva morena y al parecer buscando la guarra soltería que nadie prevé la exposición al juego de la medicina otra vez en el burdel de laringólogos como vocación para experimentar el lánguilo de perceptos y comas y legalidades como igualda...