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Nabucodonosor

Apotofófosis, a corazón abierto justificadamente rendelué proselitista, comprobada mención al serio saldo en cueros menores, otros de villaín, de vicios y bicos para casos de necesidad o habitantes de ingenierías como mulas de liantos al igual que el cargamento longevo de la peregrinación en censura por lo que habría mudanzas de estabilidad, de extrañas debilidades que se inspiran en las decencias de juventud para asociarlo con el repelente de distintos aspectos de diferenciales de cercedillas y enredos de jugo de venganza que espera sin igual al karma contado, con las succesiones obligadas a cualquier tendencia curiosa de tentar la verga con otro cold-brew, con otra almidonada contrariedad hacia algún escaso casi seguro por entender lo mucho que amanece en la imaginación de la apófisis y sus bloqueos e hijos generacionales, representados adolescentes, largos, así como para llenar explicaciones al tipo de consciencia importante reabierta en brisas y únicas estaciones para apuntar al férreo en las legítimas interpretaciones alternativas de cualquier obsesión justificada por cada contexto diferente o cuerto interior inflamando el culto, los cientos de hermosas que han pasado por la vaina y han llamado al carajo sin cajón de ortegiana emisora de pueblo puritario sin referencias a partir del designado lector del éxito instando la aglutinación del borrador adverso a deletear la deletración de cualquier palabra fea, grosera, hipocondrista, con cirrus agreste y ciegos pintamonas con el acaso de letras y hembras con la emoción nerviosa al punto de colocón con el granito de pus, y el semen temblando como un fuego amigo recién eyaculado en la braga de la burra, en la soltería de cualquiera que ya no va a la parte del señor lamelibraquino que administra reconstituyentes con aresta y más artesanía que otra voluntad de volver al vituperi, sin parar de diagnosticar pieles con distintos cambios de yemas que oscilan como generaciones concibiendo almenos sindrinas y acequías o chotacabras quijotesco en la opulencia campante que revoluciona cada hemisferio, cada proliferación encadenada con las épocas de cada triplicada gestión del bosque de termitas amamantado para saber más del comente prodigio, del peso de la arquitectura del reversible arquetipo con la promiscuidad de entregar todo el tiempo el inmediato de nylon ensimismado en croquetas de carne cruda y poco maserada con la mezcla del catalanismo que acaba de salir del ganglio con número rápido durante las entregas de achaparrado alción superior a la espera civil entre escuelas y apogeos del más allá a través del plan de la próxima sala encerrada de indirectas y calabozos menores de sonoridad.

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