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Ljómunje

Zaguán, rejas, carretera, combulsión, después la indiferencia, la impaciencia, otra luz para recordar el fin con los ojos amarillentos y piel tersa, blanca, fulana, apacibles de caídas y suspendidas a la cálida cazuela del maridage de arroz de iglesia y miembros y siglas y asuntos de rastro de la vainilla que arrebate a los atrevidos hipotecados por la delgadez de las ocasiones sin minutos de desventuras de sexistas floreados y tacto para llenar de inmune la amenaza de toda conquista decorada por la realidad de anáfora exagerando la atenció del disfraz con el velo bajo frazadas de voz lejos de la danza erótica empuñada en el movimiento de caderas heredados del munje rotundo con los juegos justos, o con la distancia del mediodía guarecido con demasiados detalles del asalto de un recuerdo de un descuento  cáduco, de catorce estupefacientes de consideración en el armario del monstruoso pesar en el esto, o en el rastro de la vez, del papel de la lógica que dribla la pausa del humo sin la sensación de la bajada en combustión como equilibrio y puntos de puños con tardes y dotes de chispas y maridos como marionetas de felpa individual, solo para el carbón del epitafio cantado con las gloriosas sentadas en cualquier curso de peón y dejar lo del pánico en pico de cada consumición nocturna como conciencia enchufada a cada motivación del instante de la empatía sin sueño bajo el cumplido de comestibles y embarazos y groserías impulsivas, o de las creces del testimonio que aparca la falda en semanas de menos insubmisiones como para fundamentar las intenciones de conducir si conocer la opinión de la insoportable paralizador de otros elogios radiofónicos como encallados hacia la misma acusación del hoy como palabra, intuición, copa y deyección o auxilio espiritual en el bochín hostigador de hambres para el contrato, o los locos amores coste cero que no añaden a cualquier pirata desde las listas de algun tipo de mujer rancia como un muro de museo de tradiciones y engaños del antiguo destino de la mochila para que se conecten los besos y las realidades del otro shiregu regular, de desafinada cola y cromos de família para la trenza dual y amaranto anterior con decenas de simulaciones de la pasión celosa, sin ser la dulce perita o cartas de curiosas prohibiciones de particulares.

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