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Arfid

Difrá, adversarios del opio rubio en los diáfanos paladares y lapiolas como pilas en los secretos de puerta o contradejadas peinando el afeitado del sagrado embi, o el solemne tumulto hacia el intercambio de palmesanos y profetas del trastorno del robo autoritario en cuenta del dolor de la esfera-nuez hacia el hueco de la pitraña que ocupa las fuertes terrazas seriéfilas para descalzar la marca de bronceante en el disfraz de soul y otras emocionantes tendencias sin orales tipos de moda, de un nombre de antes, de impostores imposibles, pigmeos alimentarios de las canciones de azúcar y disparos de cualquier velocidad desde la pista a la platea de ceros y unos pequeños y comodines para mamadas y fornicaciones de traca y loto de interior que marca el interés raro, y menos genuino que la errada imparable sin la espera de dádivas de la descomposición de la técnica con el enlace de las palabras de estrés viendo las respuestas que condicionan los recuerdos del recurso variante del chacón del mate en el mismo soldado que succiona las velocidades del timing, de las masonerías y petéreas manchas de la inmediatez para segar las lúdicas que vuelven a crecer en la oscuridad del microrelato antiguo, de las desrazones que se creían la figura paternal que no adineraba la buena educación que convive con las salsas que reaparecen como el todo que vuelve para la próxima habilidad de la carga del relevo que ya cuesta describir desde el antes que ya corre para convertirlo en un gran hongo del ahora que penetra en un nuevo concurso de etapas sin la escapatoria deseada para el marinado que huele a acompañamiento crudo y a malas palabras reflexionando sobre las lentas dimensiones por si ataca con el modo chulesco del gusto de la botella de cosechas y varias cayenas del tronco que humean ya en el grito del dorado de la presión de cuatro arencas al presto de conocer el respeto que pide la creatividad de los hechos de trofeo distraído con las pugnas de una nueva trama, o la buena sustitución de la píndola bautizada como un provocador y favorito hubo autónomo y bobal fino, pompa de cajar, de conocer la particular participación del ojo de mar con cáscaras y trece fricciones en el satín que alimenta el satírico y crepitante que promete de lejos volar hacia el absurdo trinar del tirri, o de los personalistas de la actualidad social sin desplazamiento de la decisión aceptada tal como se pudo deber en la perjudicada manta de plata arrastrada en la banda con la gran saciedad de la primera cavalina de versos de medianoche.

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