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Calchemise

Frür de la visceralidad que embarga la piel, los chances de todo color y precio y los porqués de emblemacías y calor y la esencia de ardor de denso follaje bastante escrupuloso y paralizado con el pecho que sigue como reverendo, como pezón plarette sumido en una corrida borracha, fangueante y el prescindismo del casi sarcasmo vocativo que ni entiende la libranza del estadista, de las leyendas de napoleones y oficiales qe hacen broma perversa, inmóvil, la cuna ex oficial de banda baja que discierne día a día el muslo que se quiere repasar con la atrevida parcial, el incluso después de la habitación y tocamientos con la logoroica sana lejos de la cuenta triste con disimulo y sobres de ediciones atrasadas buscando peripecias de la bestia para retomar con los fatales desenlaces absueltos y mimados con cucharita de culo perdurando a escándalo criado para citar la divisiónde las reglas tornadas desde inanimadas dudas de espalda a medio hervir con la misión que termina acampanando la visión del pañuelo húmedo de inconsciencias leves atadas al previo preferentemente con el ejemplar de variedad amarga y producción íntima básicamente de algodón o alquimia, o cielo de húmero vivido en un palmo de dos cabezas y ultratumba de otro quilómetro de persiana y colgada presión por el apellido de barrera en el punto del avanzado estado de la mediana edad liberada para tragar los trozos de camisa quemada con cartas de zorronas y ostras y cualquier trapo de rosquilla hecha a jugar con el creador que encontrará un gran sitio para rendir el brindis cada vez que llegue el pensamiento a los pequeños infinitos desvanecidos por el cojo caldero de moldes y kinsukroi cogiéndola por tardes y fauta para un coloso aficionado a Paula y la leída ganesha sirviendo a las soluciones de biblioteca como ecos y jazz al borde de la riela que une jarcias a dentellas como desconfiando de la prolongada hembra sin clítoris para la corriente en la barba del cilos que se asienta cuando no llega la luz a la conjetura del cieno y fuego líquido y la candidez enamorada de la expectativa de la estadística final entre desayunos a cualquier precio de anticuerpos apropiados que tachan las inespecíficas bodichitas de quienes fertilizan el diestro motivo, la aceleración del inculcado que depende de los funámbulos que a toda prisa guturan y cortan el desliz con lanzas y sabores que no convencen los ejercicios de recetas de espolvorear.

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