Bullicio, y aquella largada letra de lenguas y leguas impasibles bajo la dilación del error de depender de la perfumería, o de las inocencias que indican un retraso austero por la matátana francesa para imaginar la indicación de un ruido marginal como ausente, distante, dejando una palabra de entonces, o de las que no llegan narrando las épicas de aquel elixir sin moho ni hormigas ni padrones para los mostruarios de monstruos y babosas y bebotas que no han evolucionado hacia la cándida cascada de algunas partes de enfleuros y nombres de setas, o casitllos excín para modular algo de tiempo que saca la pregunta sin varia información de lo que no se escucha pero de momento se clava al mirador terrenal, al punto del medio del orto, justo cuando habla francés o italiano, o se borombea hacia la broma de fondo, como en una rebotada generación del aferrado lamento de no despedirse de la materia para integrarla a algo que vuelve con la parte de la desengranada promesa como en un abierto casi palpable o una boca de perséfones que pasan repitiendo niños y felaciones con falda a la veladora que huele a condena perpétua encadenada al filo del principal notario, o el cronopio del trazo, de cada débil cintura de tijera hecha como tirón de razón de amor amarrada al cuajar con feas espinas de óxido y anfetaminas y selvas entre extraños y engualdrapados junto a un cincel que lacera el hilo de leche como el queso que lo busca y no difumina el espacio de las miraditas puestas en los silencios, o en las atrevidas, o en el nunca acabar del pequeño take triste, mirando la pre boda en el espaciado muro de sobreentendencias y tráfico de floreros y escorpiones hablando de una nada en vez de una relojería con tenedores y pilas de pato y foie y algo de góndolas y celos de volver a ser la estrella que se creía todas las mamadas mudas y medidas de propensión hacia los vectores o galletas de mujer con vectores y vistas automáticas, o juguetes invisibles de niño con cuarenta pensamientos por si solos de estructuras y trucos de corrientes en otro plano diferencial sin presentación de ejes ni el grosor anclado al mousse de la familia de los limones y naranjos asociados a la sintetización del geométrico hueco que miran el mismo vacío al hablar del bolsillo de dudas calladas adelantándose al próximo artículo de estampados.
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