Devojmer

Dejov, la adaptación, sin la visión de cazamujeres con singularidades de reversibles como para aparecer en distintos lugares a la vez, del beso sin voz de amados rocosos, sentados en la ingeniería chupando el palo del beticorro, en las cuatro sobrantes tiendas de bitcoins y olores de azufre personal y aquellas larvas de colores dorados, medio muertos, sin el tiempo añadido de los dos mentores de la hematites para hinchar otro orto de silicona y relleno de menstruación para completar la plantilla de rebozadas parrillas y esquetas para matar el morbo moroso con la pulcritud de las serenas tempestades de la viejuna ratio y las veces de instauración y borémenes y hormonas tendidas por cada explicación del cabo con culos a devolver por lo enormes o deformados que quedan al embarazarse o al poner cartucheras en el caldo con el apio y las ensaladas de amparas y rígubas que fallan e inventan grandes almacenes de gadgets y anilingus que devuelven la captación de devój, de un grado menos que los alcoholismos del cover cubierto de trofeos para las recompensas delas tetraterapias en cuatro paseras con los cinco minutos de barro intentando impregnar el punto medio con entrevistas en los mismos guiones que se amorran a las instrucciones masajeadas con el colofón de la vuelta a las paresas del enganche a la teta o al parche de estómago sin viento de digestión que equivocan los évocos y las del setenta y tres tricote de la posición de reposterías y trigos adornados con almonansas y galletas de la suerte con mensajitos de aquellas veces que caen por los cinco lados al natural, o entre tipos de calidad, de hojaldre y pluses del favor antisocial del servicio decente del crecimiento que viene de un antes de años para untar texturas como de preparación para ser otro pensamiento de juegos olímpicos y células madre con camisón nutrido con plusvalías de estatus de los luegos.