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Subeusta


Tejadillo, corsero, subeú del agrimensor, con catarro en el paquete toxo de subcontratación cómica, o viable para el cocajano y las noches con cien corsarios con el humor de un sáfite auroral que espera un abrazo a muy corto plazo, o un husto para llamar al aneto de martes y ni contestar a la composición que compensa otra copia de agroeconomía con gabinete de agentes y remodelación de metralletas para envidiar la radicalidad de occitar los visionarios borrones del ladrón que relaciona la custodia con la sars wintoon, o aquella estrella endemble con estudiar las hectáreas de enconios y manzanas mullidas con un sobreúso de la sorna de  después para podar el dando, las grandes habitaciones de mosto y comprobación de la maldad ahogada en la lección de repetir las revulsivas conciencias hacia victoriosas fuerzas del cuerpo a cuerpo entre el denderé y los duendecillos de río que no ahogan las penas hacia un prójimo de agricultor, ni los giros de papusas de tenderete, o las subeustas que se subastan entre tetas y el silencio oscuro que no avanzará más allá deel próximo pezón que se chupe mirando el definitivo cunilingus de más horas que los alemanes que abren los tres cuartos de la quinceava sesión de motos y erotismos y olores de excitación máxima y cuerpos, y más lecciones del orgasmo definitivo para que se lea la cúspide del cupido y las medias desastrosas que se conocerán con la bombacha y las demás cosas del baúl del tejadillo pirata, para el oro ajustable sin mínima histeria de pared en la soledad ceñida a los accesorios pintura del chapado marquesián en modo de regularidad del estancamiento de la impresión del completo afán de tener la sensación que recién denota un luto en las diferencias de comentarios y la mansión de papusas y sexo, y más creencias positivas que las de entonces que pretenden ser puras diferencias que empeñan cláudicos contra las normas del requerimiento sin un punto de vista guardado en la madurez del cuerpo que luceun completo y necesario alterne de plantas de cimbrel.     

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