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Frífimis

Tres conocedores, al párrafo segundo de no tocar al párroco separado del sintagma nominal agrietado por cada musa sin cara real, sin falopios de atardeceres, de la cera, treces de guadalupe y lupita, las hermanas encadenadas al eterno once del cincel, y de las alocadas curvas que sueñan con comer el sexo, los frífims del frame firme, intenso cuadro de tercios y más miras que las jumeres conocidas al aeropuerto esperando penetrar en la portada del noticiario erótico, enmallado con los pelos de la fulanita haciendo cosquillas para excitar con la voz de la noria y las más de cien atracciones para la decencia de aquellas estancias que no claudicarán de pillar algún pincho parecido al trasero de quilás, a la lata de cerámicas que no renuncia al pijama sexy, a los rosados del último panda teñido de aparicios violados por las apariencias que siempre engañan al progenitor de tres conocedores de más párrafos y letras sobrantes por todos los pares y tetas de la urbe del jamón de firmé sin personalizar, como la alta vista, las gammas verdes sin cualquier tipo de influencia paradojal sin posaderas flojas, casi el mondongo del lomo alto con vocales de colores y características de las diferencias ocres sin aquellas tónicas que no hacen hacer blobol con la poisón del tardío martika que de repente pesa en las tópicas del tropezón absoluto que nota la absolución del vólido legítimo al imaginario comité que rebaja la igualdad de la obligación de las mañanas del coito frío vaciando el aceite con la épica añadiendo aliño y sal a la más jamonera de la inconsciencia que llegará con la normalidad, como si hablara el desmaio altivo del próximo destino de montaña. 

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