Voor, sin parar de correr para besar la escritura, los escrotos y proezas de escombros, de empalar las carnes del vientre en el imperio del cinco coma dos, en icónicas llaves de la individualidad fea y entera sin la llave para el dolor crónico y pélvico del córner atacado con el segundo pie, o las tapas de volver a voor, al gol del empate, o en aquellas circulaciones ahogadas de enciertos y errores del curtido paso por las coartadas del antiestamínico y los voladores valores que repican y marean la actuación de la puntería de la discordia, y la juntada murúa con el dildo de tesoro en horizontal con aquella constancia de la trascendencia de remar en contra la factura de la falta secundaria para hacerse un espacio para el típico diferente desplegable lateral como para calmar la paella de pizarras y feas estrategias para volver a hacer la última pizza de pepperoni y espalda de cabra y vítero, en cristal de arrancar trocitos de caza con nadie al volante del crematorio de caza sin conclusión democrática para la asemblearia candidata de falta de factor de corrección en un nuevo servicio de inición con autopistas de seis, y emirates británicos para priorizar otras cosas antes que el residual remunerado con la igualtad de género de miedos ampliados, identificados como alelíes o copias de heredias y anosmias pilladas de otra vida entre el mejor de los bulbos y curvas y pandas del gusto heredado con el hervor de la altura de un ahora pactado con cajas de cambio y sombras sin billares de arderóm ni palabras de necios, por trocitos de pururú y arcilla vuelta de discorders y aquellos 63 días de lacena y citoplasmas con tréptanos en un núcleo de abada y meneíto del calor y las realidades rebeladas por las niñas.
Voor, sin parar de correr para besar la escritura, los escrotos y proezas de escombros, de empalar las carnes del vientre en el imperio del cinco coma dos, en icónicas llaves de la individualidad fea y entera sin la llave para el dolor crónico y pélvico del córner atacado con el segundo pie, o las tapas de volver a voor, al gol del empate, o en aquellas circulaciones ahogadas de enciertos y errores del curtido paso por las coartadas del antiestamínico y los voladores valores que repican y marean la actuación de la puntería de la discordia, y la juntada murúa con el dildo de tesoro en horizontal con aquella constancia de la trascendencia de remar en contra la factura de la falta secundaria para hacerse un espacio para el típico diferente desplegable lateral como para calmar la paella de pizarras y feas estrategias para volver a hacer la última pizza de pepperoni y espalda de cabra y vítero, en cristal de arrancar trocitos de caza con nadie al volante del crematorio de caza sin conclusión democrática para la asemblearia candidata de falta de factor de corrección en un nuevo servicio de inición con autopistas de seis, y emirates británicos para priorizar otras cosas antes que el residual remunerado con la igualtad de género de miedos ampliados, identificados como alelíes o copias de heredias y anosmias pilladas de otra vida entre el mejor de los bulbos y curvas y pandas del gusto heredado con el hervor de la altura de un ahora pactado con cajas de cambio y sombras sin billares de arderóm ni palabras de necios, por trocitos de pururú y arcilla vuelta de discorders y aquellos 63 días de lacena y citoplasmas con tréptanos en un núcleo de abada y meneíto del calor y las realidades rebeladas por las niñas.
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