
Preferiblemente de mata o de pera, o manzana ahumada, la batidora a mano, pero da igual si es Moulinex, pum pum, pum pum, pum pum, moler y cantar, preparar cantidades sufucientes para todos los comensales que remontan por escrito crujientes coconuts y didas amamantando viejitos que nacen así, y van rejuveneciendo con los años sin dentales postizos y descubren que la vida va al revés y se adelantan causas y consecuencias de estas causas, y vuelven al principio, y encuentran celuloides que te llevan al reencuentro con los orígenes del mundo, de diversos autores, y se empiezan a leer otros e insisten con los unos, con cantidades fijas para recuperar lo que era de la abuela y ahora ha pasado a los tíos egoístas que no quieren regalar entradas de guacamole con quesadillas y smoothies de coco con un toquecito de canela para darle mejor sabor unido a gotitas de limón derramadas con gracias y campañas publicitarias que se hacen pesadas mientras duran al repetir las horas alejadas de la nada al guacamole smoothie.
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