Suero de galleta, ebulliciones que avanzan despiadadamente sin nada al alcance de los vinos y timbres y más moras, y más hojas en el vaso del atardecer, purísimo, como pezoncitos acabados de moldear al jugo de la menta fresca, y mandarinas bailadoras taconeando en frente del batido con la crep de sucre a punto de ser carcomida por los tragones hambrientos y nada que deje pasar espumas inútiles con más vicios que les cuesta salir de sus recursos y gustos francos, y más recursos para el cacahuete y mete la mano para el pepito del corazón, para que venga y se salga de las cabecitas enanas, cualquier cosa más, como lo que dice y se cuela para conocer las ganas y algo especial cubierto de papel de bombón dorado.
Suero de galleta, ebulliciones que avanzan despiadadamente sin nada al alcance de los vinos y timbres y más moras, y más hojas en el vaso del atardecer, purísimo, como pezoncitos acabados de moldear al jugo de la menta fresca, y mandarinas bailadoras taconeando en frente del batido con la crep de sucre a punto de ser carcomida por los tragones hambrientos y nada que deje pasar espumas inútiles con más vicios que les cuesta salir de sus recursos y gustos francos, y más recursos para el cacahuete y mete la mano para el pepito del corazón, para que venga y se salga de las cabecitas enanas, cualquier cosa más, como lo que dice y se cuela para conocer las ganas y algo especial cubierto de papel de bombón dorado.
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