
Adelante cabrona, vuelve a la carga pero acaba rápido, mátame de un solo golpe, sin sufrimientos ni más crisis agudas que tengan que acabar con diazepanes súbitamente iluminando ironías, variantes de ansiedades y transtornos de personalidad ocultas en el sueño, en el proceder de la vida, en el cortocircuito de todos los sistemas que apaga la máquina después del comienzo sin aclamar ni aclarar nada para acabar más dudas y preguntas, y tal, placer femenino entre caderas y espadachines blancos y morados, bueno, el casco cazique, si, se puede decir que era violeta con toques de atención, con algún loto con ocho o dieciséis hojas vírgenes, infantiles para el beso follardo, para la subida y la dicha de Franz que no se debe abusar de la euforia, controlar, controlar la euforia que luego viene lo peor y...patapam diazepanes arriba y abajo y otra vez recaídas sin que Rudolf pueda reaccionar serenamente igual que yo.
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