Aún ténue de la realidad, ya sin reglas ni estos giros falsos que aguantan y cuelgan de un hilo casi roto, todo falso en uno de estos giros casi sonámbulos que también se pasan por el forro los apuntes y autopsias eficacias, decididas, todo lo demás con peluquines y dentaduras hundidas que van recapitulando al echador sobre el vientre hinchado y hermosas morcillas francesas, embutidas con venidas de sangre entremezcladas con cobas como rémoras que entran y se meten por la fórmula exclusiva, extra, y ella encantada con una toalla secándose el flujo como la sudor de un pollo en la cabecera de la tarde basada en la pulpa del periódico en plena bronca imitadora de lágrimas y desconfianzas y cosas de niños adultos en libertad; histerias, parajes malcriados de cada miembro, para siempre. Gira, no, lo contrario, puede llegar hasta allí, hasta lo máximo, otros mundos que no arrastran porquería o escarabajos que se alimentan de cucarachas vacías y nuevos cachorros de yo que sé, prospera la hiena y se ríe sin reticencias buscando boy toy para pasar una noche de hotel, en uno de lujo de cinco o seis o siete estrellas tragedias, sin caridades para redondear.
Aún ténue de la realidad, ya sin reglas ni estos giros falsos que aguantan y cuelgan de un hilo casi roto, todo falso en uno de estos giros casi sonámbulos que también se pasan por el forro los apuntes y autopsias eficacias, decididas, todo lo demás con peluquines y dentaduras hundidas que van recapitulando al echador sobre el vientre hinchado y hermosas morcillas francesas, embutidas con venidas de sangre entremezcladas con cobas como rémoras que entran y se meten por la fórmula exclusiva, extra, y ella encantada con una toalla secándose el flujo como la sudor de un pollo en la cabecera de la tarde basada en la pulpa del periódico en plena bronca imitadora de lágrimas y desconfianzas y cosas de niños adultos en libertad; histerias, parajes malcriados de cada miembro, para siempre. Gira, no, lo contrario, puede llegar hasta allí, hasta lo máximo, otros mundos que no arrastran porquería o escarabajos que se alimentan de cucarachas vacías y nuevos cachorros de yo que sé, prospera la hiena y se ríe sin reticencias buscando boy toy para pasar una noche de hotel, en uno de lujo de cinco o seis o siete estrellas tragedias, sin caridades para redondear.
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