
Rent bränvin, puro, dominando el absento de los dédiles, alcanzan sincromos mientras se toman copitas de primeras partes claras, sincopadas, menos latentes a neófitos bufando y contando informes de sicarios y sus córneas blancas de la nada, desde el recinto ciego, bruto, polvoriento, en definitiva Machadiano, con las cuatro paredes y la fuente llorando atrás, de lleno, y los chopos bailando al ritmo de soul con el absolut en las raíces para chupar y succionar palabras del semanal, versos desde Baeza, con cada primavera Soriana intercalando ríos, caminos, heces, algun viaje a Jaén, el Yo presente, huero, estomagante de figuras retóricas y paranoias continuadas que se abrazan con nostalgia de otros tiempos con bímac y alguna penetración que otra más austera y profunda que la máxima, entera, criticada, profunda, más profunda, más, más, más, ensayada comentada, tanto que ni vale la chicha tocina. Pues que espere.
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