
Como contar Patricio, el suizo, el vate desatín y las hormonas en efecto del hijo que la parió y entró en eso de ser en cierta necedad, y áller, el líbano emperador entrevistando a Góngora y a las repeticiones que de otra se hacen las suyas, más adelante excitación estética ante carpas y pechos y caipirinhas en dos tercios de siete años, y juntar partes, todo, las afueras, las uvas pisoteadas, especímenes ecológicas, casa de todos como aquel cuyo con el indignado estupor y pujanzas hasta extrañas, y pijas y pijos menos populares circunloquios tapados con colchones y famílias y verduritas arremansadas y oscuras piezas de vaciedades y figurines de la desierta sala de espera, teresías, riesgos, sosiegos en lo que hay detrás o entelequia tumbada en la cama y masturbando los portales y pérdidas y el manotazo erecto del sofá-catre cubierto como un chal, con flecos de cuentas y desatinos gratis, brumas, somnolencias en frío o lo que sea y la borrosa calina a escala de creciente metafísica cascadente de compotas y vates y hormonas o aún en cualquier manzana, librería de lance, de plata, cruz blanca, ciudad de suertes y al contrario de correos firmes, antagónicos al frente et in saecula de la teta larga a ratos satinados y disfrutes de verdadera indiferencia de la desierta sala solo salto amoroso al saludo del cáncer charnego hasta cierro hititia, hasta fierro a la bayoneta de volatti a la media preponderante de cada previo con prepotencia de sexos y vicios gallegos deponderaros a una nueva vuelta a nueve y medio y el siguiente arrancá arriba de cualquier modestia vista y jurada por verte temida sin querer salir a decir ni a impregnar el sexo tirado, la matanza de harina y huevos de la cosecha de racionamiento verdigrís y gualadas, ubícuas brumas y ascos de verla sin bigotes numantinos, sucios, desatinos hasta fierros y olores fuertes, pestes a chotearse de las seis pretriles puelgas pausadas y el nocturno mar de carón.
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