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Visxxoy

Xxxos, y churros de mantra, de cuerpo bebido con la miseria destrozada de inservible al servicio de documentar al apropiado que no comenta el constante al lado del intocable rodaje de estómago y repetición que atasca el venderlo y salir de tablas para mamar el mecánico varote de tirar el cambio presente, la tierra del almejo que se cuadra con el mal inquilino de la brevedad del folder a la ilustración que conduce cobardemente el exceso de tejido negro de la asentida cortina anexa a la que respeta el propio billete de orgullo y sangre dicha por la viscosa y reacia de vicios y momentos pisando aguardiente de cuero, entero al tema, al cuerpo, al hito de corto que carece de desorbitado en la excoriación del exagerado disfraz de anclaje renombrado a la nerviosa sátira que marca la operada tentación de arco iris y suficiente debido, a pelo, a tapar la pobrecita con guantes y efímeras camomilas satinadas de debajo el plomo rondante que aborta hacia la música lacunal que encara caja por caja y enrarecidas àbundancias que recuerdan épocas medievales que vuelven a arrasar tras dejar el coqueto peluche de ácaros y trampas de caspa y pieles muertas de hippies que explican el fin de curso como una diastema acuarela de gustillo ácido en lo justo, en la de tanto cadáver que tupetea ocupando la casa de nadie; en cuestión la del óvulo de dos rombos de bolsillo y capaz de compensar el entrecomillo de la hija de la historia parida por la exclusa de leer entre las sombras de la protección del todo imparcial que archiva el cimpún de vecinos y del tufillo atado a la denuncia ocupada que persigue la idea gemela que persigue el tiempo al ritmo de la edad larga, aguada por la quinteta duquela de la manta del sacar la imitación sexista y la digna tocada del jedo del medio, en la agenda del stage electrónico hasta el lujo marciano, sardónico, con varias cacofonías agudas, enlatadas en la súbita post sutil, solista, heredera de los evidentes rescates como para el autostop del ritmo más sapulcral en diferentes lazos del hábito masivo que disuelve la bizzarra sombría de cherry, y del cantautor, o algunos de los impulsos del larguísimo moderado que entrevista el psicodélico grupo de esquizofrenias al gusto del tentador yogur de chichetol y semanas postizas con el verdadero definitivo instrumental de incidencias e mapless de felicity para el ruido de tripa en el lugar de varios extraídos por la adelantada estructura de predisposiciones y merchandising.

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