Virytutuyo

Tout, la basbusa, la mudanza del espanto, del espasmo que une la fragüa con el pañal del lázaro de juguete ladronando la acelerada ronquera del tiempo, de la que mira el furor por la afta que cuelga del aliento de la parola vallieja sin el sabor, sin la coma, sin la camomila del follow para luego jugar con el atrapa-pica desnudo, encomandado al reputo desde dragones gigantes y murciélagos y mantenimientos del susto por la caída hacia la exposición a la luz, a la gragea de archivos y átomos de miel y caramelillos de agua y coágulos de testarudas tazas de gripe y sudor de pus, de sudokus de vagancia sordomuda en el paso que manda por encima de la sorpresa, de la suspensión de la tonada sublime del tímpano, de la esquivada amarga que entierra como un idilio de incongruentes peldaños áridos y obsoletos manicomios del sexo acampado en otra bomba resonante de rosados de menta vislumbrando la atormentada real, sin más reglas que ajenan el ruido que desencadena con la atrofia de la reconcha trajeada para garchar el éxito por el otro lado del cadavérico sentido de la bolsa que embalsama la caballa con el carpaccio de metacarpios y erecciones de la muy discutida precipitación para la fe mismísima, para la doble cafeína de toda taquicardia que reviste de azules tonos la otra capa de la moneda de buques y miembros y errores exactos pasando al hecho, susurrando la repetición de la semana pensada que se hace combo en humo y minutos y músicas creando más resistencia al alargado protector de estómago o del nímero de serie tan característico como el asesino del chorreo, del feliz cumpleaños que se cantará enterrado en la forma del besugo, de la teta otra vez en la boca de la caída libre del jornal como un cuba libre sin hiel ni intestinos para inventar con la prisa del pride convertido en no, en cristaleras, impulsos, mamaderas para el siguiente deber del fondo de la vitrina como veladas, como adentros sonsacados del estancado inoportuno que escoge las últimas chicas locas para el enganche de necesidad, de retóricas, de intentar que no afecte según la abandonada albahaca y el bizcocho de las abandonadas soledades al destino, al parecido por bandera y repúdias de supervivencia para prolongar la única supervivencia del dolor que huele a carcajadas dentro del huevo cumplido por la tormenta superficial que masturba otra vez el papel satinado, la gesticulada explicación difícil de concertar y poco fiable para el despertar de la maldición a distancia que se para para dar paso a la impaciencia uniformada con motivos y succiones con limonada de aptas brillantinas.