Apenas la, de mantecosas galletas de foie que confunden la dolida con el precioso trasero de melocotón tiernísimo de veintiún atunes de mate roto, arqueado con los sabores y glicerinas del chamán, o nada bueno para el circo de pulgas, para el fortificado corrector que encuentra las miradas y los polvos de erotismo en el mágico mañana correspondido por el ego de tocadas alegrías de gitana y sexo de permutar con las gracias de todos los momentos incapaces de mover la presente tuna que habla del quehacer del fauno guardado en el vencido directo con el momento del champán, del brindis con el afrancesado burbujeo de la plasmada ocasión comentada por cinéfilos y experimentados maestros del grafismo, de las tundras para los que se preguntan cuando habrá doctora con voz afónica, de niña pija y tendida en el ánimo de desplegar caminatas y estúpidos billetes de anversos paracaídas de la vuelta por si peligran las únicas facetas preferidas de la caimama que no ofrece la identificación célebre d...