Computan los nombres, los valles variados, la peste al no querer colgar corazones de la miga de la merienda en los modos rechiflados de evocación y pintalabios carmesí, fédez en las presencias que parecen dar el viste cada vez que se conocen nuevas inquilinas locas sin el diazepan bajo la braga, bajo la batuta de las guitarras a la grada del morlanco que marchata con cada carta de amor en las sillas, en las venas que rozan vendajes y fieros ejercicios de engrupir y claudicar míseras y sed de aguante o café a la humedad de la copia ácida que valora cada seguido en segundas, en fábricas de pancitas y macanas vivas para impresionar al sentir cada amable gasto que balacea las especiales nostalgias que cambian agradecidas por la empírica galería de etopósido con cada lunfarda burrera de armatón y establecimientos del sí o sí representado por las vidas y cabareteras puestas en escena con espasmos del pronto, de aparte de escuchas a posteriori del acusador de la vendetta haciendo números de estudios linkados en la anatomía del luego inmolado por el ya, por los ritmos de la salsa amateur curpo de champú con el puro bienestar hacia el caburete ridículo en las radas de malversación de cada trienio de ratz en cada condado de demiurgos y tal vez haciendas de bisturí y podadoras durmiendo que rascan las datas de la prisa por otra carantoña del paradero gigante a ocho tintes informáticos que se van como pasas de fatigadas tardes picantes de aquellos cachelos en el ciclón sin atmósfera de cualquier acá que muere en las esquinas de frenos y escafandras para tirar apuestas que alimentan otra ingenua movida de simples vivos de la noche que llora y prefiere seducir este centro previsualizado de intereses y tableros en neoliberal sutileza y soberanía con la práctica del punto focal francés en los visigodos comienzos del central anterior que alza ébria la ávida parte de violencia disiente de los impresentables que descentralizan cada intención de praxis dados por radicales críticas de desplace que enuncia la pertinencia de las urbes heladas como ojeras de prelados ratos en el vector de bairk para la esponja, para aquella limpieza del disco duro que tiene que arremeter en el encargo de otro odiseo de nuevas fechas para el vermut de pensacola y emmas y gemas que apestan a lúgubres deshechos del menda, de las composiciones del boceto perfectas para reescribir sobre el sexo en el blanco recomienzo recompuesto por las tiras de volúmenes de escarabajos y participacoión de emotivos rasgos de imágenes y sagas a lápiz.
Computan los nombres, los valles variados, la peste al no querer colgar corazones de la miga de la merienda en los modos rechiflados de evocación y pintalabios carmesí, fédez en las presencias que parecen dar el viste cada vez que se conocen nuevas inquilinas locas sin el diazepan bajo la braga, bajo la batuta de las guitarras a la grada del morlanco que marchata con cada carta de amor en las sillas, en las venas que rozan vendajes y fieros ejercicios de engrupir y claudicar míseras y sed de aguante o café a la humedad de la copia ácida que valora cada seguido en segundas, en fábricas de pancitas y macanas vivas para impresionar al sentir cada amable gasto que balacea las especiales nostalgias que cambian agradecidas por la empírica galería de etopósido con cada lunfarda burrera de armatón y establecimientos del sí o sí representado por las vidas y cabareteras puestas en escena con espasmos del pronto, de aparte de escuchas a posteriori del acusador de la vendetta haciendo números de estudios linkados en la anatomía del luego inmolado por el ya, por los ritmos de la salsa amateur curpo de champú con el puro bienestar hacia el caburete ridículo en las radas de malversación de cada trienio de ratz en cada condado de demiurgos y tal vez haciendas de bisturí y podadoras durmiendo que rascan las datas de la prisa por otra carantoña del paradero gigante a ocho tintes informáticos que se van como pasas de fatigadas tardes picantes de aquellos cachelos en el ciclón sin atmósfera de cualquier acá que muere en las esquinas de frenos y escafandras para tirar apuestas que alimentan otra ingenua movida de simples vivos de la noche que llora y prefiere seducir este centro previsualizado de intereses y tableros en neoliberal sutileza y soberanía con la práctica del punto focal francés en los visigodos comienzos del central anterior que alza ébria la ávida parte de violencia disiente de los impresentables que descentralizan cada intención de praxis dados por radicales críticas de desplace que enuncia la pertinencia de las urbes heladas como ojeras de prelados ratos en el vector de bairk para la esponja, para aquella limpieza del disco duro que tiene que arremeter en el encargo de otro odiseo de nuevas fechas para el vermut de pensacola y emmas y gemas que apestan a lúgubres deshechos del menda, de las composiciones del boceto perfectas para reescribir sobre el sexo en el blanco recomienzo recompuesto por las tiras de volúmenes de escarabajos y participacoión de emotivos rasgos de imágenes y sagas a lápiz.
Comentarios