Férfjam, la alboronía, el esbozo de otro lerrín, el antónimo de la pregunta entrecortada por otro bulbo de producción de la cena fértil y solidaria que se reproduce con el pulmón de la empresa de azafatas y bragas haciendo el cátering de cartón y preparación para otro negocio sin la opacidad de la anorexia y los casos del lado del timón del juego contra la italiana jota, de la letra de la boca que no para el partido, y ni el kamikaze del motín sin el tipo de perfil de mujer para comer con la solución de la selección y las secreciones del plan succionador de palabras y tempos para el petróleo del futuro que administra cada pausa para el momento preciso sin fisuras del fruto, cada almendra sin espacio para batir con la nata, con la estación del calor sin los perennes estados del treinta y dos aniversario en el péimer sin el primer férjam del albornoz y las bolillas que reaparecen en la posesión del monopolio igualitario y la maniobra fuera de sitio que no es ejecutada por la condición de aquél agarrón por la escuadra del currucú, del grito grosero y de aquellas motas de mitad con cuerda de cedro de suelo vertical y sien con rosquita de dulce y minutos para la noche, y el remate disputado por otro sentido de astros y puyas para deportistas consagrados con el amor del control fallido de un todo frutal voluntario que da cuerda a otra historieta desorientada por el despiste implicado con el random para volcar el camión para mirar, inseminando la costura del puré de la edad del último target del dente del amor en renting del techo de cristal y la cistitis.
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