Ganglios opuestos, otra ruta que tal vez no es hasta que se inclina el jadeo como un pedazo de goma y lo hunde con claridad y reflejos intermitentes, nuevos, en dirección a una reggi impulsada con los pies de pato como goma de blando contacto y pleuras del poretus, arterias duval, luces, bisturís, milanesas caducadas, válvulas siliconas acarameladas, látigos de látex, guanteras, detrás de la butaca que marca 32 pulgadas cilíndricas en el módulo cero por un igual referido a las oníricas cabezas inclinadas sobre el futuro alucinante que dice bon jour y lo ves llegar de la manita de Rudolf y la antroposofía y Fabio, Franz, Grant con un traje oscuro vestiditos de igual manera como mormones sin el libro terrenal y sin karakeosian al otro lado de la mancha en perfectas condiciones y su pleura sacada para bendecirla y apartarla de las otras milanesas que se van con rencor al otro lado del ocho, al macro, a pasar a mejor vie, sin acusar lo sospechoso de su fugada al estilo hacia delante, a una velocidad sospechosa del mérito del no tener ni idea si seguir o parar la paranoia de la milanesa; decide continuar el viaje alucinante, el futuro alucinante con Ru, la lavadora, la mina que todavía se resiste a llegar a la hora, el delirio, el destino de los muros en un aparatito parecido al televisor pero con otro nombre y otra estructura craneal que halla haciendo click y se agota el crédito de cada letra agobiada que no quiere salir y desordenar otra milanesa oscura, desesperada por su labio inferior en la voz de la superfície iluminada según sonidos, colores, vibraciones, fuerzas ocultas, toses, caaaasi vómissa, el nudo de su cable y su gesto silbando en sus oídos.
Ganglios opuestos, otra ruta que tal vez no es hasta que se inclina el jadeo como un pedazo de goma y lo hunde con claridad y reflejos intermitentes, nuevos, en dirección a una reggi impulsada con los pies de pato como goma de blando contacto y pleuras del poretus, arterias duval, luces, bisturís, milanesas caducadas, válvulas siliconas acarameladas, látigos de látex, guanteras, detrás de la butaca que marca 32 pulgadas cilíndricas en el módulo cero por un igual referido a las oníricas cabezas inclinadas sobre el futuro alucinante que dice bon jour y lo ves llegar de la manita de Rudolf y la antroposofía y Fabio, Franz, Grant con un traje oscuro vestiditos de igual manera como mormones sin el libro terrenal y sin karakeosian al otro lado de la mancha en perfectas condiciones y su pleura sacada para bendecirla y apartarla de las otras milanesas que se van con rencor al otro lado del ocho, al macro, a pasar a mejor vie, sin acusar lo sospechoso de su fugada al estilo hacia delante, a una velocidad sospechosa del mérito del no tener ni idea si seguir o parar la paranoia de la milanesa; decide continuar el viaje alucinante, el futuro alucinante con Ru, la lavadora, la mina que todavía se resiste a llegar a la hora, el delirio, el destino de los muros en un aparatito parecido al televisor pero con otro nombre y otra estructura craneal que halla haciendo click y se agota el crédito de cada letra agobiada que no quiere salir y desordenar otra milanesa oscura, desesperada por su labio inferior en la voz de la superfície iluminada según sonidos, colores, vibraciones, fuerzas ocultas, toses, caaaasi vómissa, el nudo de su cable y su gesto silbando en sus oídos.
Comentarios