
Entre nos, y vos, y lo que es estar cenándote realmente con fiebre sin dejar de mirar y sentir imaginaciones extrañas que miran sin voz, se quejan al pensar en las noches solitarias de mejunjes y buenos y mensajes saludando los au revoir preparando la semana santa depachada de emoción en cualquier terevi y canal autónomo del auto éxito del nunca creer como que ya no es lo mismo que nada, mártier y los buenos días con la taza de café y la tostada sin nada en la otra; baja, sube, recoge labores hogareñas, vagas de la verdad que pide para reservar las tardes románticas y rolas agotadoras de tequila y juacoliche, y la edad, y la angústia de no saber quien abrazará cada noche las preguntas que acechan y auscultan el paso de los culebrones y la interpretación con la cara maquillada para dedicar cualquier parte a la musa vagando garras desagradables de ginecólogos espías sin cabezal epson que excede la sugerencia en el culo y una cazadora dutti free, con recuerdos propios, ajenos al rapapolvo de bichos de seis años y veinticinco arrobas en éter como muñecos de resol y lágrimas entrecerradas para pagar la entrada de los toros aprendices, encadilados por varios sueños y brillitos y abulias de treinta y cinco.
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