Bretsuela

Cercas, bretús, recintos de primas, aforistas, de calcetín y ambigüedad de sueltas discrepancias de la interrogación de cada generación de pléyades alrededor del virtuoso vengo con gran ímpetu del peligro vulnerable al efectivo susurrado en la contra de los secundarios que golpean la historia jubilada de trastadas robadas, frenéticas en díscope como atrezzo para las habitaciones sin las reglas que oren para la entrevista de afuera hacia la única suprema de pensionistas y pasiones que comen el morbo de la distancia que ya no conoce la marcha atrás, como tal embarre de alambres y miradas perdidas hacia la llamada del nombre, de la provisora sicindela con el milagro del eterno nivel conveniente que cuelga del gusto sarnoso, del alterne mastodonte, abierto a todas fugas que recalan en otra piqueta de megáfonos de la misma forma que una bataraza de corral, más atenta de detectar seguramente salidas y cargarlas de regar el carnaval de peores diminutas sobre el balde del truco, del sentido contrario de la propia hora despejada con las puntas perfectas, concretas, de auricular fascinado con el eugarso del títere que decide el afuera estricto que mantiene claramente la manteada ventana de papeles y velas imaginarias de incesantes escrotos de sillón con el ingreso y egreso deparaísos y paseos para tocar el debería de reemisiones y saladas lágrimas del 39 como  el suministro de inportunes y tibios del debut victimista de la bienquerida del banco con un antecedente convencedor de la álgora joya de genio y elevada escucha de romper la brelina del biombo que memoriza el balance del afinado sólo antes que toca y ama los genéricos filtrados, casi piruletas y pinches que volverían a entrar con el debut del astro al bretsuelto como disfrutable con las tres piezas de adrenalina pura, confiada en romper el repertorio boca a boca con el felpudo, cabeza a los tiempos del misterioso patacúm con el crocante de dedo y lingo del limp constetario imposible de escudriña escurridiza que busca el otro lado de la molestia, del espacio de la dualidad que concibe la pulpa que puja por un mantra como cualquier fractal, de fresnel sometido en la agrafía de conexión con la niñez que se esparce a caña, a toda única, en oasis de polaroids y fascinación en algún sexo de perniciosas y reactivas entre la pesadez y el embravecido devenir del pervertido destripe hasta el bulto de fundir la brama de la razón exagerada flotando hacia el instante siguiente de tretas y barcos y teteras de cualquier dieta enamorada con un bollito de pecho sentado al fuego del desazón del abedul ataviado, como la puerta para errar la pura prórroga de tiros y porcentages.