Trfsadseryu

Serios del viaje, del ojalá, de las botellas, de las tetas, de las caras de sucios ejemplares del poder, del saquito de tacón y pausita del interesante instinto de latidos y elásticas caleidoscópicas que igualan las fántomas del menú del explícito siempre con caricatura y trauma o machuna para recoger y sugerir lo gestual de la acción, del parecido estudio que admite otro sayo de oraciones y cursos y un hola y chau para quedarse en el esquivo de traje que aloja el tal vez tengo tampoco un origami del bachillerato, un pitecantropus parecido a un dinosaurio de la edad de oro, de tul y bautizos al menos hasta treinta pies de errores y concupentes con las mejores nalgas de peor obispo, fanfarrón, de odio y cintura capaz del cordel y la soga y la inhalación de silbidos con tanto espacio como necesidad de tiempos convulsos, de hambres e invitaciones que prueban más recelo de basura y cáuca por cauces de la fotología de la nostalgia tragando silencios e ilustraciones que se escapan del día del niño hacia la virundela de tres trazos y algunos antónimos de atar para confundir a la bestia, a la papusa reabierta de pés y paseos del injermo del cabarute y ni cinco de pelota, de la ropa para crecer y tumba y una cuarta pared que se esfuma invidente de mosaicas diferencias de diamantes y ropa dispersa y muselina de espinacas y jackas y frames orgánicos de cabinas y labios vintage y el olor a imperio dígase del ritmo nocturno con sendas de sangre y sed de pegar, de arder la traumatúrgia en dirección a la noche, al dormitare de la tarde, de la nueva tecnomáciade inclinaciones nativas y propinas, y mágia de eyacular al cortadillo de julieta, al sushi de cada vecina, de cada satín seguro que pretende cerrar la cuenta como contrapunto mitad de mañana y tales con la época de servidumbre y sexismos y retoricismos que se alargan para rotar a la recorrida genialidad de la penetración a la cueva desconocida, al archivo del deseo que no llega, que no avanza sin el resino peculiar del ser superior opuesto a éfeso, a la inteligente a escala de estilismo y a los cinco minutos de haber hablado, transparencias y parpadeos de carpinteros sin poder respirar el último agarro de aire con la verga de superratón y el colchón hinchado de chabacanos que acaban el humor con gloria y pedaleos hacia el resurgimiento del vigente desierto de la parroquia con dogmas y vulnerables proverbios políglotas de la falta de mojados para la enorme salve apartada de la corneta capitalía de cualquier embarcadero que sigue al sectario para el gancho de contadero museo y brumas de consulta, de codícia, ex totó de fides.