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Fordolo

Llegar y fingir,y odiar el fin, el turbio despedir una balabá, un fordolo, de qué manera quizás, o del primo parado que ni inmuta los ratos indescriptibles de rocas ígneas y cuadro tras magma en los que corren sobre picaflor, sobre los inventos del día a día para pronunciar la decisión que ya se sabe en tal amaranto trillado y servido con los brazos del labio, del egoísta que saca el título para titubear el ñoño timbre campana, o la copia, o la copla por error, que siempre menciona las creces ofrecidas para apoderar algo que no entenderá la gente sin cables ni mal chiste desgastado y desesperado con momentos al pie del resquebrajado momento sin urbe soplado hacia un surcado sentir del hueco de versos haciendo creer en el despertar que ahora vale como pobre juego de trapos esculpidos en un fumado almuerzo con manos, sin miedo a la caída, o a la recaída de valentías para naufragar, y mejor pedir el cielo que los ansiosos cumpleaños de hace dos días, o las leches de comprensión, como cada una de las derrotadas continuidades de buscar la insaciable curva de rayos X, o la droga que se comparte con el clímax de otros los, con toda aquella despilfarrada desolación de vértigo que rie y calla para besos viscosos y escondidos silenciando el recital, los complejos de un algo pintando las maneras, las primaveras, renglones de cordura, de costumbres oliendo la pintura con un tal trozo de cavidad de cadera fértil, o de la família después de no aparear la marcha con las siluetas del trono raro retenido en el pañuelo de mil detalles y claves de fa en el collar de hojas de marihuana y música callejera de perroflautas bipolares para ciertas tareas domésticas, con la carcajada en la mirada del cáncer airoso y turista, más asiduo en el vacío poder de las sanaciones de las palabras que creen vender el camino del destino y el silbido que para las extremidades con muslo como la mañana, como el garrón de farmacia que se ausenta del ritus frente a las mallas como agujas deslizándose por la penetración del coser de los fluídos de las posturitas de estantería.

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