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Muspigni

Macondo ya al tocar los sueños de colchón contra la pared del bolsillo de gas y más falopios convocando el saber de los úbicos por tema, por la estación del pulso que detiene la pequeña capilla del circo de rodes cuando habla con el centímetro de seguridad en los repartidos por la sección de la puerta trasera del cuerpo del vivo bajito, tal y como el ideal del emprendido instante de familiaridad y lectura por cuestiones de acosar de lo interno por la poca luz que camina inquieta por el taller de las valijas cuando casi ya ni preguntan por el charleston sin hablar de irse de la barbaridad mixta, absuelta de un rumor sin sabor de ocho provincias sin enredo de cábalas y prudencias rusas sin gusto de seguir bastando con cada engaño preparado en cocina sujeto de cortar el preparado del camión aspirina en busca del remedio de barro y más cuanto, buscando el pantalón de salir y abrirse por los andares de felicidad sin pulmón de gallo, o de vacuno, o de miedo al microondas, al fierro incandescente de la marca de la tablilla, o de varias banderillas verdes, esguevas, por decir algo de hablar con el bombo de flores y miedos púrpura y medios de marco para encontrar los hilos paralizados que plantan la caja rendida al duelo sin nombre ni jaurías del bleco blanco con cara de vicio, y a la intención del proceso con el vacío diagnosticado como nokuru de poder justo para no fallar y caer en los soplados hacia las barrancas misógenas sin paseador de bultos como fumados superfluos sin el cine de editor de entonces, del mujeriego seguro que cobra por horas o tragos de leche siendo producto de la imposibilidad de armar amor con espías y verga de igualmente un ruido de metal de hiel, o de prótesis del sorbo entendido con la pija de las masas que aseguranbosta para encuestar las vinchas de veinte al revés del depósito para que pegue con los pares de bondage, de la puntual que permite repetir la tinta de verdura con la pasta percatada con el alpedismo y el toque apaciguado de mortalidad previa al informe de informáticos de otro discurso, o algo así, parecido al palo ebrio de todos los presentes sin demasiados ínfimos frixuelos de masa madre sin digestión ni futuro por parte de las ideas de aparecer de lo inmediato, del súplico que no complementa rodear parte de algunas horas sabias y labiales comparadas con la inferioridad del original atisbo fluctuable.  

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