Aldomóletanda

Nefel, ríos y naftalina del velo que expresa el silencioso del viajero montón que rodea las escobillas del destino, barriendo acá, quilos y seas salías, harinillas de minerales y ruletas rusas para volver a garchar el enganche superior a las víctimas del resumido incremento de la testosterona que se huele con las segundas anestesias empezando por la otra crisis de futuro, del recreo de guarderías sin sexo ni consejos mudándose de la indefinida al pene del máculo agarrado a la absoluta pelirrojez perversa del bello erguido de ballas y violines y próximas violaciones en mente del camino de dentro como asesgado y triste y curioso convencido del regalo para emocionar sumado al hoy y a la cumparsita frente al próximo dedo que desbordará la señal donde espera tanta sensatez, de tal necia en cuanto a ocres y cenizas y cartas de amor, de cuero, de tela que  roza el pánico al fracaso nuevamente que remueve el desorden de incógnitas y cenizas que apretujan y cobijan los recios flujos que se esconden en la loca ansiedad que danza y ahoga la violenta violación hacia la fuerza que suelta deshaciendo el entierro que pisotea la profusa y amarillenta calma sin el cálido diazepan que hace de nube, que no vive en las sensaciones que repiten la caricia de la falta para posar el pásaro del ramallo que aferra la luna para conseguir odiar la piel cansina con temura del rojo encanto para el cristalino canto que lanzará tocar el cielo cuando llegue a amar al bicho sin orquestra ni elixir bosquejado con un spray de graffiti y lechosos ríos de ramos de quince como arrancando toda la soledad que se crece para crujir la densa paz que surge llorona por la bandera de poesías y amores opacos y pasión y despicios que simplemente acostumbran a iguales metas con ilusiones y bóvedas en el mismo embate que la hermosa otrora de helados arrastres y tibiezas del futuro nido de suspiros y compadres uniendo las tiras oxidadas en la magia en la colmada de burdeles ciegos y casi cubriéndolos de logros casi en melancolías y papos adolescentes que recitan y rezan por la gruesa comisura del eterno percorrendo suelto que punza en el amargo dentro por más mortecinas y macremés de sándalo tras el talento efímero de hordas y horas por las impaciencias de la mayoría de cincuentas y pibes y noches de cupo y kuper y un kafka fotóneco como fundador de la astucia en otra escalera, en la visión futura del puro éxodo con éxito y palabras de matrimonio desde el suspiro hasta las cuatro características siguientes del empacho de escozores laterales para luego la vainica y malasaña y normas para aunar agujas y patitas vasilette.