Galufo

Letón ni gloria, ni garros rotativos dichos en galú, en más aítos ante la paradoja de una nueva era de trampeadas confianzas para la mayoría de dípticos de dinero y perlas paisajísticas que ajustan las odiseas de tribus meciendo otro vals al fuego y atuendos entre parches y cubos y más luz que la hablada, que la fémina del nido rojo, del hojal hundido entre los colillones de acróbata, de fé sin etiqueta de favorita, de galufa gatuna de leds y manzanillas para las entregas que ansian administrar el retortijón hacia el gesto agachado del choque con la boludez y el coherente de felices fiestas de guardería y galletas asistidas para elocuar las erecciones que empiezan a reaccionat por cada sacada del sacío brindando la envenenada inseguridad del tarareo del abrazo que descubre otra mudanza de ropa y de alguna que otra distracción que no pica por las calles eróticas sin cocer ni merendar con los desmadres la nutella que recuerda la selección holandesa y los colores de la rabia, de las naranajs de celos y más quintas calores del solitario abrir superando el fumador de entonces que cierra el disparo sin la malla ni el olor a pólvora con el pajar de fondo, como el cuadro de la soñada amante de cine y rehenes de otro western de rutina sin lengua y con los condecorados del incendio de desentendidos aclaparados de tres medios miedos a las recaídas estúpidas de sospechas de adolescentes y la complicidad de otro fuego, de otro eclipsis de mármara y vida de dejar libre el encontraría, el cansancio de este escribir neto, sin chupadas de facciones ni los olores a galana, a comas sin el interior bello que inunda la desproporción de las formas grises del sortilegio, del luto que dura y repite y habla con la llave de la caja negra, del caramelo de coquín y auras que encajan con el perfil de las cuatro pasas del pie de minutos y relojes o de la palabra carnosa que alarga las horas, los tés de tres y medio entre quilos y grados y delgadísimas líneas de recreación de excusas y fascinación del planturio de calladas y desconocidas tonalidades de marrón propicio al quedado, al veredó de caricias de gallo en el faldón de una espuma cualquiera que deja la tan pequeña mitad con la punta de las mismas desnudas que las palabras de un durante replanteado.