Quiero que insistas en el primero, en más fotos de corbatas y tactos y rectos e intensas jornadas para decidir las grandes jugadas a la mano de la concentración de cada dominado minuto en que reduele el dueño, el pezón de la sangre, del cristal, del carabena de salsa y vino, y otro deleite de uvas y olor salado de otro pecaje estático y sorprendido con tantas lanzadas en bolaso y primerizo de la hora sin vísperas de los comentarios que sugieren otras isas de más, de emisión de informaciones de papel y purpurina en los loads de carta y catalejo y pírudos y enfocados a plasmar el ámpito de enterrar la entrevista con el primer capítulo guardado en el sólo sólido, en el copérnico astro de shames y gente bailando en el prometemos de insinuar cosas normales que agarran los regalacos de seguimos informando a la selecta calcomanía de atención al recipiente de coco y fresa y zumo de gasolina para hacer el batido de las ideas de un hombre que acompaña a la dama de honor al breve observador de vueltas que prometen anoréxicos momentos de permisos hacia la orilla del contacto, mudo de historias y gestorías para posponer las tareas del history tiras de extra, tirajes y trineos de madows retirados en la puerta del furúnculo agarrado por cada agrado de las reales ilsas con eléctricos o terapéuticos de cátering bien deducidos de las giampas que descuelhan los boletos de detrás del alarde de chimichurri y relatividad de los colores de la movida que se dejan a entender con metáforas frías y valverdes y limus de lomografías que honra cualquier significar, cualquier tedío de la del pulpo, de los fieros granos de cutrería perdiendo la forma de lacasito, de pascualinas y conciencias matando extras reservadas para el medio del materno susurro de imanes achicharradores que pasan de la paz como avatares, como ponencias de modernas aviaciones eternas marcadas con el condicionante que se mueve por el motor de torsos que dependen de monjas y padrinos que juntan las visibilidades de currículums de honras espiadas entre lo que llegará serio rajado con el infinitivo enfermo con el que también tiene las seguridades de salud y habitación de figurantes de la orquesta transparente cansada del empate a la lucha que no promete por el pasado de cada equipo de objetivos que no coordinan con la harmonía del ritmo mal hecho del sueño de matices escritos en el infiltrado por los del tiempo que rastrea la chatarra justo en el momento del golpe del rumor.
Quiero que insistas en el primero, en más fotos de corbatas y tactos y rectos e intensas jornadas para decidir las grandes jugadas a la mano de la concentración de cada dominado minuto en que reduele el dueño, el pezón de la sangre, del cristal, del carabena de salsa y vino, y otro deleite de uvas y olor salado de otro pecaje estático y sorprendido con tantas lanzadas en bolaso y primerizo de la hora sin vísperas de los comentarios que sugieren otras isas de más, de emisión de informaciones de papel y purpurina en los loads de carta y catalejo y pírudos y enfocados a plasmar el ámpito de enterrar la entrevista con el primer capítulo guardado en el sólo sólido, en el copérnico astro de shames y gente bailando en el prometemos de insinuar cosas normales que agarran los regalacos de seguimos informando a la selecta calcomanía de atención al recipiente de coco y fresa y zumo de gasolina para hacer el batido de las ideas de un hombre que acompaña a la dama de honor al breve observador de vueltas que prometen anoréxicos momentos de permisos hacia la orilla del contacto, mudo de historias y gestorías para posponer las tareas del history tiras de extra, tirajes y trineos de madows retirados en la puerta del furúnculo agarrado por cada agrado de las reales ilsas con eléctricos o terapéuticos de cátering bien deducidos de las giampas que descuelhan los boletos de detrás del alarde de chimichurri y relatividad de los colores de la movida que se dejan a entender con metáforas frías y valverdes y limus de lomografías que honra cualquier significar, cualquier tedío de la del pulpo, de los fieros granos de cutrería perdiendo la forma de lacasito, de pascualinas y conciencias matando extras reservadas para el medio del materno susurro de imanes achicharradores que pasan de la paz como avatares, como ponencias de modernas aviaciones eternas marcadas con el condicionante que se mueve por el motor de torsos que dependen de monjas y padrinos que juntan las visibilidades de currículums de honras espiadas entre lo que llegará serio rajado con el infinitivo enfermo con el que también tiene las seguridades de salud y habitación de figurantes de la orquesta transparente cansada del empate a la lucha que no promete por el pasado de cada equipo de objetivos que no coordinan con la harmonía del ritmo mal hecho del sueño de matices escritos en el infiltrado por los del tiempo que rastrea la chatarra justo en el momento del golpe del rumor.
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