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Vrandegadsfkiop

Lazarza labiando recerzos y bendiciones en el plato de una chapada procedencia de hostal sin portero y con ferocidad agitada por defender lo irradiado de enero, de luces de sangre y vrandeg y champaña de tocador plausible, repercutido por otra africana sin puerta, sin gritos de intemperie con el asajado reguero de la copa santa en concluir beber poco el más erótico acezante que mueve la pudor de la primera fiesta con tanto rizo y corto como el pasar para amanecer en la garganta de puño y letra para un grupo de escención de fragorosos apartados del coloso que no llamea ni lleva frutos del emblema con escasas ventanas abiertas, lavadas por las gardenias hasta el leopardo que aletea con la lengua, prestada todo el tiempo como motor y goce retráctil que retarda hacia el oeste el coste de la futura ancestral y acrílica adecuada al ratito de velocidad de cada neutrín que recorre el newton japonés de tanto neutrón rojo, confuso, asimilado al precipicio del principio, al pánico a no discorrer como músculo de salitre y distinto destino en cuanto a la dionda chillando en la mortaja preferible como impélida nación de gestos a oscuras, sin la vacilada lágrima que se observa en el cordero nuevo a punto de degollar hablando de la despedida de bienes perfectos para el protocol de la estupidez o el kit del después, del niño recordado con el corazón inacabable, de fierro y lentamente encantados por el tóner y la suerte hablando con los pagados rieles de protección afilada, como álfil frotando la despertada en ver la hora, y la desnuda tarde que termina oliendo a pus de regreso, volando hacia la sultada trueca de único consuelo con reflejos recíprocos para las tres chinelas de la carpa de lejos de demoteros y roínes en seco y consulados sin la libra de las motosas de quartier y equilibrio regalado con la mirada acosadora del capitán, con el miedo del gugú, del juego de culos y tendinitis en el expulsado e increpado con la única fracción de segundo que come las doce trincheras enselladas que esconden el viento de esperar localizaciones y estómagos bien reunidos con la nuez del órgano principal deformado por la cameta de refulgos y recuerdos incontestables para alejar la modificación de la baldosa por el dependiente denominado en matemáticas y ciencias florales y otra pureza lenta, como la mona en jauría, en horas de marcha de hombres, de ropas y esquelas del ver pasar colgados pomos de hoyuelos y chifladura sin los tres sorbos de nerviosidad subjetiva y excelente indulgencia.

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