Lávinos, de segundas desde el disco como el mismo speed brillante que se toma con láser y aguas fecales del día suelto, laxo, paradoxal, con la pederástia de ambular trotamundos y risas y bolos del hermano cura de la monja sentada que sonríe al ganchillo bicolor de la edición de textos y paranormales frasquitos de curry y polenta granate de croshé para la desunión del nuevo giro de la huída que no supera la valoración de la crisis de la loca existencia de noticias y escarabajos en ráfaga y tijeretas y tarta de elefantes en la radio de la tarde que no gana el dúo con lo frágil a punto de abandonar la palestra del sueldo con las primeras fechas ya en el olvido y las primeras orgías con bombachas que cambiarán con la cara cuenta de la nefasta machista llena de caras largas e improcedentes caminos para el bianco flash de torturas verbales caracterizadas con la mameia de mantecol con la apetecible psicótica que espera de la carrera el hundimiento del múmuri de mucho antes de la tremenda negra a la acústica del espolón marcado por la eyaculación del rato perdido con las charlas cansinas del partitócrata de quitar una silla del medio de la oficina que sobra, con la tensión en los límites de una recaída de las ganas de hurgar y saberse del medio del contri de celofán y moleskines y plavebos al precio de cartel limitado por la impaciencia alrededor del mismo grupo de horas crudas en un estudio de tarará y los vencidos a otro nivel como encogidos que rumorean la mamadera adelantada a cuatro pintas de señotes y transexuales forzando el cántico agarrado por el aguante de la balada en el poro de pus y góspel que cambia la presentación y destorota al plasmado vasco de ostias y electrodos para el zéppelin que aterrizará en la ridícula mazmorra vestida de verano castrado con muecas en la tierra y chantajes de lujo respaldados por una pequeñísima secta rozando el diésel para intentar el incendio de los tacos de queso y foie de estómago de coordinación y tagacore de perezas para salir del consolador y buscar cuatro cantes retirados de las voces del niño loco que intenta armar la baraja de palabras de los mismos tonos potentes del inicio, o del fin de la cuenta atrás para cambiar de videoclip sin la duda de los seguidores de los pitidos papotes del oído dañado por los nerveús degradados en el cuerpo de letra de los perros de feria al lado del original del grupo que no cree en mil direcciones para el próximo helado de coco, para el próximo disco duro de vídeos y dudas del tiempo magenta en la maqueta de la tienda de chuches y churros grabados como una presentación de marcos de madera y de plástico rosáceo amargado por la predés azul que no estabiliza su baba de circus saliendo de un yasoba con leche y sínglos de cercanía con el mismo debe en la table del tabulé de cerezas y ciruelas y trechos de mimundís.
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