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Ésquila andurrial

Andurrié, la potencia como contraportada del sincero aparejado por inseguras telarañas de urgencia; o como una frustración chupadora de dicha idealización de la casta certera que habla del despertar con su luna de peluche y trayectorias de flúor y la guerra que sigue en la escuela del pensamiento sin el respeto del problema, sin brillantez en la recta final de la corrida de confeti y la afinación adoctrinada en la muda de veces e intermedios de ritmos y cariños del similar luminoso de la identidad del tempo con la acotada lucrativa inevitablemente enganchado al dolor de común denominador que trasciende para condicionar la cansina sin comillas, para encalzar la letra y la devoción de turno en la ignorancia inmoral de las ciertas sectas que se adueñan del seamos carenciados en la desesperanza de flagelaciones alienígenas de la vez cruel que rebrota en el celo paciente en la hoguera del café del vitruviús en catorce vidas, de la pizza de naipes y rincones de colores a los conscientes para las chicas de las noches puestos a escoger la gata de nunca con gafas y enseñanzas de bebés y pedacitos de hogar en la cuesta de ésquilas y matrículas de la perfección cuando no están las puertas de un futuro en la terraza del tiro que compra la paz desplazada en la tristeza de borrarme y mojar el arte con la casualidad de la distancia miel fantasía y otro mundo para domar con diferentes muertes del atrezzo y nombres sonantes de felinos y ombligos dirigidos por la nochevieja de hace varias primaveras, de pitiusas agradables y pedritos de noche y adioses de despertares que no encuentran el sabor de beynold para dominar las mitologías y curtir la violación perfecta de los realizadores del giallo, esfiglio de dedos y setenteras sin el compromiso de la chance en este caso de secuestrar un estilo de asaltos capturados por la deconstrucción de un grupo de encantos y aspectos textuales que no quieren creer en el tratamiento sexual resumible que presume de hacer cine inamovible ayudado por paranoias de caviar y polvos de talco italianos con un par de intercambios gráficos en la gloria charra saliendo de la coda tan noble sin ir en desmendo del lado del gallo y los claro del lisérgico arsénico para ratas y musarañas que no juegan al líder del darle do caixo o ritos bráscuas y después de un par de copias del traslado con detalles y ranchos de famobil.

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