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Hikikimori

Objeción, fin recto, hasta argot en calambres y enes y jotas y media hora menos de vida que niega acabar la identificación del copulado tatami en otros archivos de compras y sucesiones de valor en una mochila o bajo el contexto por vez cacolada sin libro de transacción con idénticas sínias de productos y salarios para los antojitos de la idea del digamos entre camiones y el lógico gravoso con la guarnición del todo previo que piropea la concisa con la poronga de fe en inestables frente a las taras que desocupan anodinas y resets de refieros de eternidades suspendidas al muslo del arrullo desnudo de voluntades confundidas con el desparásito del tortuoso surco deliniado por un declive de danzas y elixires sobre el más tarde pintado en limas y celebraciones para basurear en el cachete del logro sin el estirpe entre pasarelas y seseras de piedra y lentejuelas de amígdalas frías en el plato que detiene la penumbra del oxígeno envenenado por la mudanza e pícola paglia si ponevá la Pielsen en el estómago de la rumana sentada en el único ritmo que se recuerda del pelirrojo dúo de esclavas con la bolsa trincada en el comedor añadido en los impotentes gordos de confusas distancias que marcan la meada de perro asesinado, totalmente invisible, con el rastro y el caracol y el logo y el fatal harakiri llamando a la boca, al abrazo, a la tendencia que ahoga y provoca fiebre y sexo intenso y supuración amordazada con la atención del niño cantando demandas y estiércol de toronjas sin carácter para el vínculo, para la pérdida recíproca que quiere acabar con la mecánica agónica y concausar el fórcepa íntimo del cuidador de pezones y vaginas y estructuras de tangos delicados para olvidar las suposiciones latentes y la conciencia de la muerte que ayuda a la cuna con afirmaciones y avisos por parte del marengo detrás del joven y fuerte caballo salvavidas en lugar del cuerpo perdido de deseos que no se cumplen sin avisar del escape de la corta edad del tiempo que se multiplica por la pésima calidad del semen de mosquito y el tic tac del descanso auricular, liso infector, ténue de agujetas y veces mirando el músculo de la pastillita azul y la hora, a dos metros, o a espaldas de la arruga clavada en una zona de arena, como acogiendo la escena del exacto, a revelar la jaqueca que transparenta en el homemade.

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