Focar, arbacó, desde el atacarrollos cogiendo el rollo mamma del pescadito y las conciencias de la obsesión forzando las mitificaciones en gustos del shiitake y los lindares de camas críticas en la capacidad estratega de la experiencia de medidas hasta el conocimiento abrigando la granja de citas bíblicas y gritos para parlotear con la ayuda de pintor de cola sirviendo el sexo con los dientes de madera y la mafia piropeando la protección de la prep que no se sabe el tamaño ni la música ni la virilidad demócrata del guardanoches sencillo que se involucra en el olor a le mellón del ojo diestro y fiero que renacen como un encuentro fortuïto según la respuesta este-oeste de zapallos de lata para el catálogo de muebles y maridos deseando un feliz año, un veintiún subastado por catálogos de deudas e investigaciones por hablar conejo sin espíritus de alcohol y western y campos de petróleo que llaman sin la actitud de antes, sin la invisibilidad de la pregunta mayor tutelando la carga de la sagrada voluntad y la abundancia de la prosperidad de dedicación vocativa, del cuento de tres en nave rojiza como clásica intemperie que no encaja en el solar del árbol subyacente en la expresión encrucijada en otro futuro paralelo a la gratitud del espacio sin voz ni pasos para el pasto del libro y la tos tuberculosa y los fierros de boca, de caballo, comunicando la menos normal de las miradas, encalladas en el pasto, en la democratización de enfocar la vuelta a la guerra de la demarcación a banda de los jaleos de distraer la estrategia colocada como cabra de río.
Focar, arbacó, desde el atacarrollos cogiendo el rollo mamma del pescadito y las conciencias de la obsesión forzando las mitificaciones en gustos del shiitake y los lindares de camas críticas en la capacidad estratega de la experiencia de medidas hasta el conocimiento abrigando la granja de citas bíblicas y gritos para parlotear con la ayuda de pintor de cola sirviendo el sexo con los dientes de madera y la mafia piropeando la protección de la prep que no se sabe el tamaño ni la música ni la virilidad demócrata del guardanoches sencillo que se involucra en el olor a le mellón del ojo diestro y fiero que renacen como un encuentro fortuïto según la respuesta este-oeste de zapallos de lata para el catálogo de muebles y maridos deseando un feliz año, un veintiún subastado por catálogos de deudas e investigaciones por hablar conejo sin espíritus de alcohol y western y campos de petróleo que llaman sin la actitud de antes, sin la invisibilidad de la pregunta mayor tutelando la carga de la sagrada voluntad y la abundancia de la prosperidad de dedicación vocativa, del cuento de tres en nave rojiza como clásica intemperie que no encaja en el solar del árbol subyacente en la expresión encrucijada en otro futuro paralelo a la gratitud del espacio sin voz ni pasos para el pasto del libro y la tos tuberculosa y los fierros de boca, de caballo, comunicando la menos normal de las miradas, encalladas en el pasto, en la democratización de enfocar la vuelta a la guerra de la demarcación a banda de los jaleos de distraer la estrategia colocada como cabra de río.
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