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Aldlfjgn jhe dererspe

Jhe derés, las caídas fantasmas como el agua hasta el cuello, hasta el miedo al desesperar al despiste de menos parecidos a las antecesorías de selección de otro contexto de prensa derere con la tipografía bibliográfica caminando por la sutil invención imbécil del pajero lenguaje en supeditado formal hasta la discurividad de formar otra disrupción para atender la primera lectura del bello inconexo preparado para reconectar las cuatro neuronas que bailan como algas en otra lavadora de azul jabón de pino idiota aprendiendo el desmontaje de los besos sin tonteras que laten en los réquiems, escritos de lejos sin plumilla de otro tintero dominante, trascendente por imbuír cuadros posesivos frente al particular chorizo que desmonta el mundo de las ideas y el carro y la chorra de otros rollos de más pensadores que se avalanzan a tientas para meter la pija donde no entra ni funciona como otro supremo foco de política, de élite, de montajes y teatros y cultura aparentemente por el contrario de identificar disidentes con las rúas del abyecto centralista como mitad del pareo de mochila y traspiés de trapo, del mezquín armoneo para salvar las duplicadas hacia más sabores de cera de vela asesorada, o de canela como darían los aries sin el comprometido calentón del júpiter, para insaciar el redredo, las sociales asignaturas que completan la digestión del cortejo corriendo a ras de la razón, o sin el rash en la élite del tajo medio moribundo sólo  por la escuadra derecha de los sures, de las capas del trasero, o sin la anatomía medio humana medio trascendente que inculca las miradas de peluche en los soldaditos lunares de cualquier apología transcrita en acariciados cerros de la mitaddel crocant con museos de cuerpos y copias de otro colorín colorado que no tira del final para acabar el año con las meras fantasías que tocan lo oculto, coqueto, e imaginan las medias del cocotte puestas en la promíscua mudez del flechazo que rompe casos de los casi entreveros del vergonzoso alacrán, disecado y puesto en cada curuma del mágico durum de chocolate y coco, más parecido a un panqueque que a otra de las reinas menos castizas que las virundela públicas para acomplejar las luces y el patio de butacas del abandono definitivo.

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