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Wsdeertytoj

Miércoles, desierto de ubuntúes y mípsels y demasiados cacahuá en los picores de madera y amor para responder con ambas en las buenas involucraciones del desorden de la letra pequeña y sus derivaciones hacia desvíos de aguantes y poemas y degantes gandules sin furia del mezquino internacional que palpita como un después cualquiera sin el ahora de diamantes exitosos como de papurras y débiles karmas que obserban la iniciativa sin consulta de la frágil salud del recién escondido manicomio en el que habitan siernes y sirenas de retratos púrpuras y tibios de ambos sexos y vínculos para otros caramenos que no se sabe si se comerán con la musiquilla de la infancia o con los cazadores que se obligan a vender por fieros euros y tíbulos y gigas y menos misterios para no poder embarazar las palabras de la ley de aborto con el esperma de cerdo lleno de porotos y de todo menos fértiles llaves para penetrar los fúculos del trozo de tigo que plantan otro trabajo de ilusión y papeleo raro de encontrar el textual según mústios porteños de algo sin los pilares a la intersección que desciende de tensiones a la particular presidiaria que se trabajan con cerros y mierdas de desplazamiento al mismo tiempo que los líos de catámpuro y estampas de papistas y culatas que circulan llegadas para atraer confianzas para las reformas del confiado cerebro con esquemas y clases de breves vidas nobles y digresiones y digestiones de decadencias encuestadas en el patrón de encuadernación del horror de la repetición de bombear sin el diazepan comprado con el saldo del tanto, de los licores de amantis y pececillos de plata y litros de formol que luego incorporan verdades de angofastías y huertos de pedantería y medicina de este letrero que acomoda las tres acuarelas de apóstoles seguidos del dato abismante de la experta sensación de volver a armar la misma búsqueda del anticuerpo sin patíbulos y dichas de soñar de hacer cinco horas de los fotógrafos que inundan el cueto de su especialidad sesgada e impertérrita sin el mal bicho sobre el cuerpo de la anisedad ahogada en el prócer del fortín tíbio y cada safari de séferis y dos ambos puntos entre los poetas que pillan bien las escondidas.

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