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Quién dimós, en satras bandas de brandada de sin, de las sierras, de los aires,  de los lodos, de las grupas, o corazones en las batalles de dormir, de escamir doliendo de delanteras decantados entre símblos de mobiliario mental e irritaciones y el físico rólex que engalana los engaños del look, del tope para no hablar del papel calcadito al calcáreo de concurso encasillado al castro, al multiorgásmico pétalo de maquillajes y bimbinelas en el efectivamente que se apellida con los dos velocípedos quitados del terciopelo, de las bases grabadas en mil desconcertantes chubascos de llorería por no tener cinco posibles textos con que cincelar las nuevas pinturas sin respuestas ni requisitos de fuerza para otra exacerbada postal que define la fuente de penas y el machadiano bosque de frutos y bastos gustos de profilácticos que no van de novelas ni objetos de expreso pombo desde el ancién de peluche de paleo y piqueos de líquido y vidas de paseo en blanco y negro por la fuerza del cuando preguntándosr por los cuadros de califa y los pocos bahos de canteranas en sitios de noche con aquellas comas y íes del índice de cada ralla clmunicando el roce con tres faros de la creída capitaníssima sin credo ni voz creída con veinte vaginas vendadas a rayas con ranchos y maridos herméticos con la hemética de pioja, de los mismos listos del frío comodín internado de inentos y usos de enseñanzas horarias para el juramento entre causas y colores y horitas y técnicas ténues para no tragar la trampa de poder encender doble filo menos cuatro apretadas guías de gueses de grasa sin los grandes precursores del negocio de la hamaca en la semilla de por encima de los años, de los poros y porotos y cadalsos de noches solares colgadas tras caminar por cuartos feos de niña ausente, libre, sentida encinta del ruido de avispa en cada corto diré, con jacarandá y mas títulos de espacio, de axiomas y teclados a la larga joya perezosa, agotada, plana, con cada emoción adolescente contrastada por tres menesteres estilísticos que sobresalen exceptuando el no depende de vocalistas y rareces que dudan de baquetas y boquillas de lobardas infieles al día del cuántico tipo para depender del gélido y cuestionado debut a modas y cantos de cargos, de chequeos dando vueltas necesitadas en casos de avenimiento y capacidad para el físico primitivo en violines hipnóticos.