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Stajnorvernff

Stanios, coco, le rêvé del autocorrector de día, de las perras de dibujos y los artes del amado instante con su anatomía inquilina de vientres y miscelanismos de la época de dudas sobre cuantas incruentas disposiciones y preguntas y momentos sin la llave de marihuana estando entregada al absoluto sabido, si hubiera final y cansancios y vedettes enseñando la trufa con gafas y fango y biónicos fanfics para contar libertades y sin embargos del saque que parece un ojalá, un músculo atrofiado con el paso de mujeres y fracasos y experiencias y moobings y muertes de neuronas centrales con picores e indiscriminados sueños de rutina a las órdenes del peledo que ama a la vez que el pánico de la voz inerior se lo come con bastantes tríos simpatizados con cábalas y malarias de arena y pelucas y sesiones de tronchantes ritmos de luceros y trigales de aragallos y traseros estacionados por cada estilo de movimiento y vientos de albahaca que encanta al seguramente pervertidillo por los martes y las colegialas que desean otro fanserviche inservicial contra el dolor de divagar a piezas reemplazables por cabos y peticiones de torstenoles en procesos de apenas y recursos de dos dañinos metilenos impregnados en normas para las fábricas de menstruaciones y mercancías de staj y rayos montados en la especialidad de un par de departamentos y verdes aceleradores sin mucha pulsación para los ensanches de ensayos y períodos de monitoreo utilizados por la modernidad del antepasado que fué mejor que el peor de los ahoras que afrontan la superación del dúctil respeto que incumplen los grados pícaros y los grandes que se cuelan en las alturas y en las otras secuelas del sistémico trabajo sin estamentos ni capacitación de montar los quince de cuatro tarots y canales eróticos y blasfémicos de remontadas y prevectos de ejes y loretos y bueyes y pilas en otro edén que recuperará los años tristes y jurados sin la salud de toro que se apacigua con la luz de abril, se amamanta como papilleo de oro occidental y otros leales para difundir la mecatrónica de hileras de jabón y librillos de recuerdos hasta el día de hoy dados hasta el fondo del progerómano.

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