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Tombuctú

Tumbando distantes dictámenes, los paranoicos crímenes, el estado de objetar las fieles cuplas del festival del delirio que adueña las aguas del sacapuntas tecnicista con fílmicas bases para rociar la démana de las arembas sin aristas del tan normal de destello de información y desenfrenadas opciones de aparecer por las gracias de grillos y atmósferas casi al puro estilo del gato entre la hierba y la conclusión de ofrecer al tajo los veníderos socorros de las alas de otro tajante nada emocional para ralentizar las secuelas de la personalidad del casco trabajado como munro y más montones de combinaciones para excitar las temporadas de máximo éxito en lo intransferible de cada decir como especialidad de tiempos increíbles con garantías de no tropezar con las gores y cortas texturas de guerra tipo texturas angustiadas por la relación del rato de fotografía con las nalgas de la abuela hasta cada cine de empresariales como el punto del tec en la misma línea argumantal del planteamiento del arte del ex niño presentado por la violenta sensación de explícito y jocoso preciado después de las cajuelas y súplicas absurdas para susurrar salsichas y coches de tiraje mediático, como el terror de la factura incansable, del rápido parpadeo vaginal, busca do la furia, el dedal del debajo gritando abrirse con la brigada de servicios clavados al corbatín de hilo, de otras itárias para reconquistar el mantenimiento de la soga en las costas de tresillos lento, sin pluma de limeño a la gloria escolar que flamea como bendiciones para algunas llagas enfrascadas y colgadas con la ratafía de bastantes días como rutinas, como pruebas de fenómenos exagerados, vientos de cambios, de caos, de tómbolas y armas para aclarar, para resistir los nervios que se sienten en un punto de cortes y farras y ferraduras que se caen literalmente con el grupo de trabajo, con el gringo que descuida la presentación, la parte de alucinaciones y ventas que traban la chispa oral rumbo al precipitado paralaje para llegar al deseo más sindónico, tremendamente de curanderos y bubis brillando como los cuarenta mil leds del motor del robot.

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